38. Tristán

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─ No abras tus ojos cuando saquemos la venda ─ Mia y Blas me sujetaban del brazo.

─ ¿A dónde me llevan?

─ Ya lo veras ─ dijo mi amiga.

Sentí como una puerta se cerraba tras de mí y en ese momento el calor abrazó mi cuerpo.

─ Te quitaré la venda, pero en serio no abras los ojos ─ Mia quitó la venda.

Sentí mucha calma, como si los chicos no estuvieran allí. Sentí la presencia de alguien frente a mí. Ese aroma varonil lo reconocería en cualquier lado, pero no quise abrir los ojos.

Will acarició mi mejilla con su dedo.

─ Ábrelos ─ susurró.

Hice lo que me indicó y al fin vi sus lindos ojos y esa sonrisa que me derretía. Sonreí y miré a mi al rededor. Era una pequeña cabaña. La chimenea estaba encendida y en una pequeña mesa habían frutillas.

─ ¿Qué significa esto? ─ reí nerviosa.

─ Una sorpresa ─ dijo el riendo. Me besó rápidamente. ─ Ven.

Tomó mi mano y me guió hasta la mesa para que me sentara en una de las sillas.

─ Tengo una sorpresa para ti ─ tomó un pote y lo dejó frente a mí. 

Era helado de menta.

─ Recordaste que es mi favorito ─ saqué la tapa y tomé un poco con la cuchara. Suspiré encantada. ─ Te adoro, Will.

Él me miraba tiernamente. Extendí la cuchara hasta su boca y para mi sorpresa aceptó.

─Admito que esta rico ─ dijo riendo.

─ Por fin lo admites ─ comí un poco más.

─ Camille ─ su cara adoptó una expresión seria.

─ ¿Si? ─ lo miré un instante, dejándole toda mi atención

─Te traje por una razón aquí.

─ ¿Cuál? ─sonreí.

Acercó su silla a la mía y dejó mi cuchara a un lado. Tomó mis manos y me miró fijamente.

─ ¿Qué sucede? ─ susurré ─ ¿Pasó algo malo?

Él negó con la cabeza.

─ Quiero estar contigo para cuidarte ─ con su pulgar acariciaba mi mano.

─ Ya lo haces ─ susurré.

─ Me enamoré de ti ─ su voz hizo eco en mi mente, allí de nuevo.

¿Enamorado de mí? ¿Por qué? No, no y no. Lo quiero, pero no quiero que sufra. Todos aquellos que dicen quererme salen heridos. Es una estúpida maldición que tengo, dañar a los hombres que quiero. ¿Por qué? Porque soy una completa idiota, pero Will no es un hombre, ¿o si? Aún así me negaría a toda posibilidad de estar con él.

─ No ─ dije seria mientras me paraba de la silla.

─ ¿Por qué? ¿Qué sucede?─ él se puso frente a mi algo confundido.

─ No quiero que sufras, Will.

─ Te quiero, Camille y nada va a cambiar eso. ¿Por qué sufriría?

─ Tu sabes muy bien la razón ─ un nudo se formó en mi garganta.

─ Él, lo sé. Aún así me arriesgo por ti ─ tomó mis manos, pero me aparté inmediatamente.

No sabía lo que quería o lo que sentía. Cuando lo besé aquel día  fue bonito, ya que siento cosas por él, pero algo me dice que va más allá que un simple amor de pareja, es algo extraño.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánWhere stories live. Discover now