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『❝La boca del justo meditará sabiduría y su lengua dirá su juicio. Bendito sea el hombre que resiste a la tentación, pues cuando haya pasado la prueba recibirá la corona de la vida.
Señor, fuego divino, ten piedad. Oh, cuán santa, cuán serena, cuán benevolente, cuán hermosa, oh, lirio de la pureza.❞』
Infames palabras, blasfemos deseos. La sonrisa que le dedica no brilla como las estrellas, no resplandece como la luna. Arde, quema con la intensidad del fuego del más oscuro infierno, toxico e insaciable.
Devora; yacen ahí los deseos de masticar esperanza, donde alguna vez palabras de amor fueron dichas. Tentación del pecado, impuro deseo.
Profana sus pétalos besándolos con dulzura y es acusado en calumnia. Llora pobre ángel, llora en pecado, arrepiéntete de amar y ser amado, odia por querer y ser traicionado.
¿Cuando el amor tan puro fue sometido al odio más soberbio? ¿Porque ha sido juzgada bajo las sombras de las acusaciones la mirada más inocente? ¿Cuando fue que el amor más casto se convirtió la obsesión más obscena?
Desterrado al averno, rechazado por el ser que alguna vez fue su primer amor.
Pobre, pobre ángel arrebatado de pudor; desvestido de inocencia y quemado de belleza. Llora en llamas, el demonio que fue ángel, devora con agonía al demonio vestido de ángel.
— Arruinado y atrofiado. Me gusta romper tus esperanzas y desgarrar tus ilusiones. Me gusta amarte sin reparo de destrozarte.
— No me ames por favor. Difamado de esta forma, denigrado y profanado, si morir me llevaría lejos de ti entonces el riesgo no es una tragedia.
