Cuando nadie estaba, tu llegaste...

Capítulo 17: Sweet melody

Hey, Yuto...
¿Te acuerdas cuando nos conocimos?
Ese día llovía tanto que no podía irme a casa.
Y yo lloraba, me sentía tan estúpida por llorar.
Y justo en la peor parte, cuando una oleada de angustia me invadía, apareciste tú, tan amablemente ofreciendome un paragüas.
Y pensé:
"Este es el chico del atardecer, el que se veía tan lindo con ese cuadro anaranjado de fondo."
Y no podía hacer más que mirarte, como si en lugar de un paragüas sostenías la llave que abría las puertas de mi corazón y hubieras venido a reclamarlo.
Siempre te ví de esta manera, como un pequeño y dulce cerrajero, aunque nunca te lo dije.
Tal vez porque me daba vergüenza, o sinplemente pensaba que no era necesario, porque está más que claro que mi corazón es y será siempre tuyo.
Porque siempre estuviste conmigo, me acompañaste y me animaste a seguir adelante.
Porque me dabas fuerzas cuando yo pensaba que era una inútil.
Porque pintaste un cuadro de mi rostro cuando me daba vergüenza mirarme al espejo.
Porque me dijiste que no me escondiera, y compartiste tus inseguridades conmigo.
Y por sobre todo, porque cuando nadie estaba, tu llegaste.
...
...
Así que ahora
estaré aquí
contigo
hasta que llegues.
...
..
.

Las palabras de Harumi hacian eco en las paredes del hospital, como si la mente intentara alargarlas lo más posible para seguir escuchándolas.
Yuto las escuchaba conmovidamente mientras corría por los pasillos, quería encontrar cuanto antes la salida y encontrarse con Harumi a su lado. Quería abrazarla y decirle que todo estaba bien, que se disculpaba por haberla preocupado y que su corazón iba a ser por siempre de ella.
¡Es que la amaba tanto, quería volver lo más rápido posible!
Miró hacia atrás por un segundo: su dopplenganger le seguía el paso.
Realmente le apenaba, pero no iba a permitir que salga. No quería tener que vivir encerrado en su propia mente, viendo como se adueñaban de su vida y de su yo.
Solo existía un Yuto Otsuka y ese era él.
Pero algo comenzaba a inquietarlo, ¿cómo iba a encontrar la salida si en el hospital había millones de puertas? Cuanto más lo pensaba más se angustiaba. Frenó en seco, necesitaba pensar, pero su doble siguió adelante.
-¿Te rindes tan facilmente? Es una pena, realmente me estaba divirtiendo.
-¿Cómo voy a encontrar la salida? No puedo abrir todas las puertas, ¡tardaría mucho!
-Un mago no revela sus secretos, tendrás que averiguarlo.- dijo el dopplenganger con una risa y se alejó corriendo.
Yuto lo vio subir las escaleras hasta que desapareció.
-Mmmm... tengo que pensar, debe haber alguna manera de averiguar cual es la salida.
Y de repente se le ocurrió. Se mantuvo callado un momento y agudizó bien los oidos.
"Te estaré esperando... no me alejaré, no lo dudes..."
La voz de Harumi seguía resonando por los pasillos, dandole ánimos. Esa era la clave, ¿que tal si lo que estaba escuhando era realmente Harumi hablándole a su cuerpo dormido? Tal vez si buscaba de donde provenía la voz lo llevaría a una salida.
Sonrío confiado, respiró hondo y, en completo silencio, caminó por los fríos pasillos de su mente guiado por Harumi.
Esta vez era ella la que lo ayudaba, y mientras la tenga de su lado Yuto no iba a rendirse tan facilmente.