Luna: cruel verdugo y ser clemente.

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"Cada noche, antes de cerrar los ojos y perdernos en las fantasías de la oscuridad, pedimos internamente tener un buen sueño, pero, ¿por qué hacemos eso? Es más triste despertarse de una ilusión sabiendo que no era más que producto de nuestros deseos y anhelos que despertarse de una pesadilla... al menos de esta última despertamos contentos al saber que no era realidad."

Al momento de despabilar todavía no era capaz de asimilar que había vuelto a casa. Lo primero que hizo al levantarse fue llamar a Ezarel con exaltación mientras miraba desesperadamente de un lado a otro pudiéndose percatar de aquel familiar lugar del cual parecía haberse olvidado durante su estadía en Eldarya. Por un momento, sintió estar en un lugar extraño, se sintió sofocada, pero aún a pesar de la poción, el contacto con su antigua dimensión le permitió recordar todo. Probablemente eso debería alegrarla, sin embargo, terminó por destrozarla. Emitió un grito desgarrador lleno de dolor que ocasionó que su madre acudiera a donde ella se encontraba, la joven parecía perdida, no mostraba expresión alguna y a pesar de que la mujer le preguntó qué ocurría, Erika no respondió, se encontraba inmersa en su dolor y en sus propios pensamientos que la torturaban. Amelia, su madre, llamó a Erika para que bajara a comer ya que había "despertado" tarde, ésta se dirigió al comedor sin emitir palabra o sonido alguno, todo el tiempo permaneció en silencio sin quitar la mirada de su plato. La madre ignoró por completo la actitud de su hija y se limitó a acompañarla mientras comía. Alvar, esposo de Amelia y padre de Erika, mientras tanto, terminaba de vestirse para dirigirse al auto no sin antes darle un beso de despedida a su pequeña hija quien no mostró expresión alguna. Finalmente su madre la llamó para que recogiera la mesa, pero ésta la ignoró hasta el tercer llamado.


—Erika, ¿se puede saber qué te ocurre? Es la tercera vez que te pido que recojas la mesa. —Amelia se dirigía a la joven con un tono molesto a la vez que se mostraba preocupada por la actitud tan distante de su hija.
—Mamá, no quiero estar aquí, no debería estar aquí. —pronunciaba aquellas palabras con un semblante tan mohíno y lúgubre que su madre sintió cómo el corazón se le estrujaba. —Mamá, ni siquiera pude despedirme, no pude disculparme, no sé qué hago aquí.
—Erika... ¿A qué te refieres? Has estado aquí todo el tiempo... ¿O acaso saliste anoche sin permiso?
—Yo no he estado aquí por días, incluso meses.
—Ya basta, niña, no sé qué te ocurre pero recoge inmediatamente la mesa, tu padre y yo tenemos que salir, todavía de que despiertas bien entrada la tarde te pones a decir cosas sin sentido. En cuanto vuelva hablaremos de lo que te ocurre, deberías tomar un baño y... ¡Ay de ti si resulta que saliste a escondidas! —apenas terminó de reprender a la joven se dispuso a tomar las llaves de la casa y salir para encontrarse con su esposo en el coche quien la esperaba impaciente.
—Tardaste demasiado, ¿qué pasó? —preguntó con tono molesto, Alvar, el padre.
—Erika, está un poco rara pero ya hablaremos con ella más tarde, debemos darnos prisa para llegar a la audiencia a tiempo.
—Y seguramente no tuviste ni pizca de tacto con ella, ¿verdad?
—Bueno ya, deja de sermonearme, andando que vamos atrasados, al rato hablas tú con ella ya que tanto "tacto" tienes. —Alvar suspiró luego de escuchar a su mujer y decidió poner en marcha el automóvil.


En el interior de la casa, Erika, se encontraba sentada frente a un trasto con dos cubiertos previamente usados, llorando amargamente. <<Habiendo estado con ellos durante tantos meses, ¿por qué demonios en el momento menos indicado debía volver a casa? Maldita sea, Ezarel, ¿qué carajo puedo hacer?>> pensaba la joven chica mientras seguía derramando lágrimas. La memoria, poco a poco, se convertía en su peor enemiga y su más cruel verdugo.

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LUNA: CRUEL VERDUGO Y SER CLEMENTE.Where stories live. Discover now