Teté

68 3 0
                                    

Papá enterró a Teté tres días después del ataque. Era un día gris y las sombras de los árboles eran muy largas. Lo ví desde la ventana de mi cuarto: cavó un hoyo a los pies del viejo roble y lo arrojó dentro liado en una sábana blanca. Supe por la expresión de su rostro que él tampoco estaba contento. Papá también quería a Teté. Siempre había sido un perro bueno, aunque demasiado juguetón. Era un perro joven, aún no estaba completamente adiestrado. Quizá fue eso lo que lo llevó a cometer el error que le quitaría la vida.

     Todo ocurrió muy rápido. Fue en una mañana soleada de otoño, donde el cielo estaba teñido de un tono cerúleo intenso. Mi hermano Samuel estaba jugando en su habitación, papá estaba cortando leña en el granero y Teté y yo jugábamos con una pequeña pelota de goma delante de la casa. Era su juguete preferido. Le gustaba que Samuel o yo se la lanzáramos muy lejos, él iba a buscarla y nos la traía, y entonces volvía a empezar.

     No sé cómo ocurrió.

     Quizá hice algún gesto demasiado brusco que pudo asustarlo. El caso es que Teté me mordió. Recuerdo que al principio solo lo ví clavar sus colmillos de can en mi pierna, sorprendida, y después vino el dolor. Un dolor inimaginable. Se me cerraron los ojos anegados de lágrimas y grité tan fuerte que vacié mis pulmones completamente y me sentí incapaz de volver a respirar. La sangre salió caliente y a borbotones mientras Teté me miraba, con la cabeza inclinada y la lengua fuera, esperando a que alguien le lanzara la pelota.

     Papá, que había oído el grito, vino corriendo. Oí que me llamaba por mi nombre mientras yo iba y volvía de un mundo de luz y oscuridad, entre la realidad y la inconsciencia.

     —Bethany... Beth... —suplicó.

     Me recogió del suelo entre sus brazos fuertes y me llevó al hospital en su camioneta para que me curaran la pierna, que se había puesto morada y tenía un aspecto espantoso. Él, que no se había separado de mi lado ni un momento y que había dejado a Samuel a cargo de la casa en su ausencia, me llevó de vuelta unos días después. Sonreía con ternura y hablaba de mi recuperación sin parar. Luego me metió en la cama, que está junto a la ventana, y me tapó la pierna vendada con las sábanas.

     Después de eso vino el silencio. Miré a través del cristal intentando encontrar algo que me distrajese afuera y entonces ví a Teté. Caminaba despacio por el jardín, como si en algún punto de su conciencia de perro hubiese alcanzado a comprender lo que había hecho y las consecuencias que tendría. De repente apareció mi padre. Llevaba su escopeta colgada al hombro. Teté ni siquiera huyó, solo se quedó quieto, sin comprender lo que iba a ocurrirle. Mi padre se situó junto a él y le disparó. Los pájaros salieron espantados de los árboles y yo pegué un salto sobre el colchón. Le metió la bala entre las costillas, entre su bonito pelaje marrón. Con la escopeta aún humeante, papá dejó su cadáver en el mismo sitio donde le había disparado y no lo movió. De hecho, no le dirigió una sola mirada en los días próximos al incidente.

***

 Ahora es de noche. Papá está en su dormitorio, pero dudo que duerma. Veo a Samuel desde mi cama, enterrado entre las mantas, inmóvil y tranquilo, durmiendo plácidamente. Todas las luces están apagadas. La noche es fría y cerrada, incluso puede que llueva. Bajo las sábanas se está bien, son suaves y me mantienen cálida. Pero, en cambio, yo no tengo sueño. No dejo de pensar en Teté. En su cuerpo tendido en el suelo del jardín. Intento sacarlo de mi cabeza, pero no puedo. Sin embargo, es extraño como poco a poco logro entrar en ese estado hipnagógico previo al sueño, mientras soy llamada por Morfeo y mantengo una ligera conciencia y un ágil aplomo. Finalmente, esa parte del cerebro se desactiva para activar esa otra, cruzando la brecha entre los dos mundos, y me introduzco en ese lugar paralelo e inefable, alejado de la realidad.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Aug 15, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Nocte FabulasWhere stories live. Discover now