❝ The Last Train.❞

001: rosyjskie sieroty◥

Zerek y Janina Jakov. Él veintiún años y ella catorce. Pasaron toda su vida en Moscú hasta que por desgracia sus padres fallecieron en un accidente de tránsito, ya saben, hay mucha nieve, tormentas y hielo que producen ese tipo de incidentes en Rusia. Él tenía diecisiete y ella diez cuando ambos quedaron huérfanos, por suerte pudo conseguir la custodia de su hermana un año más tarde y ambos decidieron comenzar de nuevo viajando por el mundo.

Janina siempre estuvo interesada en la música, por lo que aprendió a tocar el violín y el órgano para poder entrar en una orquesta, y lo logró, pero al pasar dos años en Liverpool, ambos hermanos sintieron la urgencia de mudarse otra vez. Janina tendría las habilidades suficientes para entrar en otra orquesta diferente en Varsovia, capital de Polonia.

Se establecieron rápidamente, conocieron a nuevas personas y, en el caso de Zerek, consiguó empleo de mecánico en una conocida empresa de camiones de carga. Janina ingresó en una escuela de música y consiguió también, audiciones para entrar en una orquesta de gran prestigio situada en una ciudad llamada Suwalki a la cual debía presentarse al año siguiente, por lo que con mucho esfuerzo se preparó y practicó día y noche arduamente.

Actualidad: 02 de enero de 1973

ㅡ¡Zerek apúrate! Perderemos el autobús.ㅡ Janina estaba impaciente, no quería perderse de la audición que tendría en un dos días.

ㅡJanina, ¿puedes calmarte? No perderemos nada, además llegaremos por la noche, descansarás y...ㅡRápidamente fue interrumpido por su hermana menor.

ㅡ¡Lo que no pareces entender es que necesito practicar antes de la audición y cuanto más temprano lleguemos será mejor!. ㅡZerek suspiró cansado mientras acomodaba su ropa en una pequeña maleta ya que no pensaban quedarse en Suwalki por mucho tiempo.

ㅡNina, has ensayado más de ocho horas por día durante tres meses desde que te enteraste sobre la audición. ¿Podrías dejarme empacar mi abrigo tranquilamente? ㅡPara un joven que había cuidado a una niña durante cuatro años de su vida era demasiada la paciencia que Zerek tenía con su hermanita; y es que ¿quién podría decirle que no a una niñita huérfana con sueños y expectativas de vida? Nadie se atrevería a interponerse en alguno de sus proyectos ni mucho menos negar cualquiera de sus deseos. Lo único bueno de aquel viaje era que había ahorrado suficiente dinero para pagar un v.i.p en el concierto de su banda favorita, la cual tocaría en aquella ciudad.

ㅡTe esperaré fuera. ㅡDijo ella con su marcado acento ruso, tomando sus cosas y largándose por la puerta de en frente.

Cuando Janina salió, el joven pelirrojo pasó ambas manos por su rostro, frustrado. A veces simplemente estaba cansado de todo; tan sólo quería ocuparse de su futuro, de las cosas y proyectos que él quería lograr, pero de alguna manera u otra estaba siempre ligado a cumplir los caprichos de su hermana por sobre todas las cosas.

Tan sólo a veces deseaba que no la aceptaran luego de alguna audición y que simplemente ella se canse de intentarlo, y esa sería la única forma de comenzar normalmente su vida de juventud plenamente, no como si fuera toda la vida un padre soltero. Él sabía que estaba mal desear ese tipo de cosas, y solía castigarse así mismo con vicios y alcohol, mucho alcohol.

Cuando los hermanos por fin partieron a la estación de autobuses a larga distancia, Janina notó que por el aturdimiento y el deseo que tenía de llegar a la audición, había olvidado su violín en el departamento.ㅡ No puede ser, ¿qué haré ahora?ㅡ Dijo llorando en el hombro de su hermano mientras éste la abrazaba intentando darle consuelo. La parada de autobuses quedaba muy lejos de su hogar y jamás estarían a tiempo si regresaban por el violín.

Por primera vez Zerek sintió el miedo de fallarle a su hermanita. La audición era muy importante para ella y él lo sabía, y aunque corría el riesgo de no pasar la prueba, era capaz de hacer un último esfuerzo y arriesgarse por su felicidad.

ㅡDescuida, compraremos un violín nuevo cuando lleguemos. ㅡSuspiró pesadamente y acarició sus cabellos, sabía que so iba a relajarla aunque sea un poco.

ㅡ¿De qué hablas? No puedes pagar un violín nuevo con tu sueldo Zerek.ㅡ Soltó la pequeña niña entre sollozos.

ㅡNo te preocupes por el dinero, sólo cálmate.

Y así fue como ambos partieron luego de unos minutos a su destino, Suwalki. Ninguno de los dos lo supo, pero la fugaz pérdida de memoria de la pequeña no había sido mera casualidad. Ninguno de los dos lo supo pero había sido una señal, una advertencia de que no debían viajar, y esa no había sido la única.

En el camino el autobús se había detenido por un accidente a causa del hielo más adelante y hubo una demora de dos horas. Para la suerte de Zerek su hermana estaba completamente dormida por el cansancio; se había estado sobre esforzando mucho durante los últimos días. A tan sólo dos horas de su destino fueron frenados a causa de una próxima tormenta de nieve; Zerek decidió bajar y descansar en un hotel mientras esperaban a que algún taxi pudiera recogerlos, aunque era muy difícil encontrar un taxista que quisiera manejar durante una tormenta de nieve. Cuando estuvo a punto de rendirse, un patrullero pasó por el hotel para ver si no había algún herido por la tormenta. Zerek les preguntó si regresarían a la ciudad y al decir que sí rogó al policía que los llevase a él y a su hermanita al hotel donde debían hospedarse. Y así fue como a la una de la madrugada llegaron por fin a Suwalki. Siquiera el destino pudo detenerlos, siquiera las numerosas advertencias pudieron detener su espíritu.

03 de enero de 1973

ㅡDespierta enana, hoy es el día.ㅡAsí fue como Zerek despertó a su hermana menor. Tenía un violín nuevo en sus manos.

ㅡ¡¡¡Aaaaah!!! ¡No lo puedo creer Zerek! ¡Gracias, gracias, gracias!ㅡ Chilló mientras se arrojaba a sus brazos.

Y así sucedió. Se pasó toda la mañana practicando con su nuevo instrumento, al que aprendió a manejar a la perfección en tan solo unas miserables horas. Cuando se hizo el momento, frenó, se dio una buena ducha, se preparó de manera elegante, tomó su abrigo y su violín, y junto a su hermano mayor partieron a aquella deseada audición.

Las advertencias de un comienzo no fueron las únicas de aquel viaje. La noche de la audición también tuvo sus bajas. Un juez se descompuso y tuvieron demoras, por lo que los aspirantes estuvieron al menos tres horas más de lo debido esperando su turno. Entonces, el turno de Nina le fue cedido a eso de las nueve y media de la noche y terminaron de debatir a las diez y cuarto. Al fin y al cabo dijeron que iban a llamarla si quedaba elegida, y que tenía grandes posibilidades.

Esa noche Zerek y Nina salieron satisfechos en espera del último tren, que según tenían entendido partía quince minutos antes de las once. Al llegar a la fría estación ambos tomaron asiento intentando darle calor a sus manos con el aliento tibio que salía de sus bocas.

A un costado de ellos tenían a un ruidoso grupo de amigos que al parecer pertenecían a una especie de banda ya que casi todos cargaban con instrumentos. Hacia el otro costado y más lejos había una solitaria joven que parecía ser asiática, la cual no paraba de hablar por teléfono en un perfecto inglés británico. La última parecía estar entre enojada y asustada por las cosas que decía, aunque ni Zerek ni su hermana podían entender lo que ella estaba diciendo.

Habían pasado varios minutos y el tren no parecía querer hacer aparición. Durante todos esos minutos los nervios los estaban consumiendo, y no sólo a ellos dos, la joven solitaria parecía bastante nerviosa. Podría jurar haber contado al menos siete cigarros seguidos los que había consumido sentada mientras movía rápidamente su pie derecho.

No sabía bien la razón, pero el pelirrojo esperaba con muchas ansias a que la joven se levantara del asiento y dijera algo increíble como "Hey, mi padre pasa por mi y nos puede llevar a todos", puesto a que parecía una de esas niñas mimadas, pero jamás se imaginó que la cosa increíble que dijo al levantarse sería precisamente la que dijo.