ABERRACIÓN [Creek]

ARCÁNGEL.

1918.
　　

　　

　　

El alba había emergido en el alejado pueblo de South Park, un lugar aparentemente tranquilo y libre de problemas y alborotos.

Se respiraba un ambiente apacible.

El color sepia teñía el lugar, de manera que la antigüedad estaba tan presente, el agradable y fresco clima mañanero que ofrecía aquella laridad era reconfortante. El sol comenzaba a tocar las casas, brindando su esplendor en aquel paraje de Colorado. Las frescas brisas removían los letreros colgantes de los negocios y los tendederos en los patios de algunas residencias gentiles pero no solo chocaba con las prendas que esperaban ser secadas por la húmedad del día anterior sino que los árboles también sacudían sus ramas, desprendiendo las hojas viejas y secas que más tarde serian reemplazadas por hojas vivas y nuevas.

A pesar de estar en pleno verano la nieve era abundante, trayendo consigo una belleza inigualable en ésa apartada parte de Denver, algunos montones de la misma reposaban sobre los techos de las casas. El manto blanco continuaba incluso cobijando los árboles y pinos de los alrededores.

Parecía tan tranquilo, era como si el asesinato del padre Maxi jamás hubiese ocurrido. La gente del pueblo solía limitarse a hablar de ése tema, casi se consideraba un Tabú hablar de ello. Ya había pasado un mes de tal acontecimiento.

Los pueblerinos habían quedado alarmados y con temor desde entonces. Los asesinatos no eran nada comunes en South Park y menos tratándose de un hombre de Dios como lo era el padre Maxi; el único que tenía la iglesia del pueblo.

Fue un homicidio a sangre fría, tan brutal que incluso se levantaron sospechas hacía un puma, una manada de lobos o también cabía la posibilidad de que el culpable fuese un oso. Cualquiera de aquellos animales que pudiesen devorar un cuerpo completo, acabando con la carne, pelando los huesos y dejando sobre la nieve el tinte carmesí de la sangre, exponiendo la manera tan vil con la que habían arrebatado dicha vida que le pertenecía al todopoderoso. No obstante lo que erizaba la piel por completo era el hecho de encontrar la cabeza intacta de Maxi, cubierta con sus negras ropas empapadas de sangre y en su frente una herida con forma de un pentagrama y en su semblante la expresión narraba el tremendo horror que vivió; aquella cara que jamás olvidarían, derramaba miedo dejando por completo el asombro, el mismísimo horror, la mueca del susodicho le helaba la sangre a cualquiera. Es como si antes de morir hubiese visto al mismísimo demonio.

Aquel asesino no dejó rastro alguno, ni una huella que llevase a su paradero. Se le aviso a la población evitar salir por completo de sus casas durante la noche.

　　

　　

　　

　　

　　

　　

　　

　　

Camino a South Park, a un kilómetro de éste, una elegante carroza negra, tirada por un par de caballos percheros azabaches con un porte fino que mantenía su trote a una velocidad regular, conducidos por un cochero de sombrero y traje. Dentro se transportaba el nuevo suplente del difunto padre de dicho lugar.

Craig Tucker, el nuevo pastor del condado de South Park. Fue el elegido para suplantar a Maxi, ejerciendo su cargo a la temprana edad de tan solo 19 años. Un chiquillo como solían decirle.

Muchos superiores cuestionaban y se mostraban inconformes, debido a la edad tan corta que poseía, creían que todo resultaría siendo un desastre. No era bien visto que un joven fuese sacerdote a tan joven edad y sin mencionar el atractivo de éste; sus azulados ojos profundos, que solían atratapar a cualquiera que le mirara directo, su pálida test que resaltaba gracias al color de su sotana y su azabache cabellera. Su tono de voz nasal, varonil y algo plano que en ocasiones le hacían lucir intimidante y serio, realmente terminaban por perfeccionarlo. Era lo mismo con su atrayente figura y estatura de 1.86m.