2. Madre

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Los locos estaban todos vestidos igual con quimonos grises. Eso hacı́a más deprimente la enorme habitación. Uno de ellos estaba ante el órgano, interpretando himnos con fervor. Otro, de pie en el medio de la habitación, no, no podemos llamar a eso bailar, brincaba.

Con un médico saludable y animoso él miraba. Su madre, diez años antes, no habı́a sido diferente en nada. En nada... el olor de ellos era el olor de su madre.

—Bien, vámonos.

Con el médico a la cabeza, bajaron a una habitación desde la sala. En un rincón, en grandes frascos de vidrio y flotando en alcohol, habı́a una cantidad de cerebros. Encima de uno de ellos, pudo distinguir un manchón blanco. Algo semejante a la clara de un huevo. Mientras hablaba con el médico, otra vez cruzó por su mente la imagen de su madre.

—El hombre al que pertenecı́a este cerebro trabajaba para una empresa eléctrica, era ingeniero.

Solı́a creerse una enorme dı́namo, que irradiaba luz negra.

Eludiendo los ojos del médico, miró a través de la ventana. Nada. Sólo una pared de ladrillos, el alféizar sembrado de fragmentos de botellas. Parches de musgo delgado. Blanco.

Vida de un loco.Where stories live. Discover now