Cerdos

Cerdos [Única parte]

Cerdos(1*), de eso hablaremos hoy.

Algunos son privilegiados. Nacen rosados, listos para una ducha con manguera al lado de su madre. Otros "son" diferentes, vienen al mundo revueltos en la inmundicia de sus superiores, con olor a mierda y gritos agudos de la muchedumbre asustada.

Nos concentraremos en el segundo grupo, que caminan como patos, o como una prostituta después de una larga jornada laboral.
Siempre, sin excepciones estarán gordos y asquerosos, no como los domésticos que llegan a tener una bonita figura.

Son muy inteligentes, tampoco te dejes engañar por su grotesco aspecto, si quieren te pueden controlar, tomando con sus pezuñas el cuello de tu camisa. Ojo, aquí un secreto, ellos ya lo hacen, nos manipulan todos los días sin que te des cuenta.
Nos mantienen como a un títere inerte, controlando de forma perfecta las decisiones que creemos, de forma errónea, propia.

Pido disculpas por salirme del tema, continuemos en lo que íbamos: A veces un pedazo de piel se les levanta, agrupando una sección de grasa a la cual le saldrán pequeños pelos cortos y gruesos, duros como un bisturí estampado en el útero de una mujer que no quería tener hijos.

Comen enterrando sus hocicos en la vegetación, abriendo y cerrando, lo que causa un sonido húmedo, desagradable y repetitivo rish, rish, rish.
La escena resulta desagradable, pero al final el puerco se aleja sonriente, más que satisfecho por sus actos.

La bestia se masturba viendo televisión en forma ociosa y monótona, casi sin darse cuenta. Para que al terminar su acto exclame victorioso ¡Santo Esperma!

Podría seguir y seguir una lista de características sobre nuestros muy queridos cerdos, esos que comen animales indefensos mientras la grasa de sus cuerpecillos se les resbala por los labios y patas. Esos que jugaron con tus ideales hasta hacerte creer muchos sinsentidos. Esos que se lavan con sangre de niñas vírgenes. Esos de sonrisas compasivas, cinicas y un tanto macabras.

Al fin y al cabo, eso es lo que los cerdos suelen hacer.

*1: Mi moral no me deja irme sin disculparme por usar la comparación de los cerdos con males humanos.