Malakbei : El Dios del Sol.

Capítulo 1: El dios caprichoso.

NT: Como primera nota, imploro una mente abierta para leer esta historia extremadamente fantasiosa y basada en más de 10 mitos y leyendas de muchos dioses de diferentes culturas. Estare mencionando personajes que salen en los capitulos más actuales del manga asi que es una pequeña advertencia de spoiler, quizas.

Aclaraciones: El entre comillas será usado ya sea para pensamientos y énfasis "...".

Advertencia: Ambiente AU, habrá circunstancias no aptas para todos: Gore, Angst, Lemon, Violación, Muerte etc, etc.

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, son propiedad de Kohei Horikoshi.

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CAPITULO 1

El Dios Caprichoso.

La primera cosa que llego a los sentidos del joven pecoso fue el viento, parecía cantar contra sus oídos una melodía pacifica pero deleitable, siendo una suave brisa que parecía rozar cada poro de su cuerpo con tal cuidado y curiosidad, como si tuviera vida propia y fuera curioso a él.

Pronto cuando sus parpados dejaron de luchar, vino la luz: El reflejo de las paredes blancas con una aglomeración de escrituras talladas o quizás pintadas con oro en más dialectos de los que podía reconocer el pecoso.

-Fácil, con calma, deja que tus ocelos se habitúen al entorno - la voz dulce que se dirigía a él le hizo reaccionar de tal modo que se sentó de golpe ocasionando que una lluvia de plumas se agitara a su alrededor, ignorando la inusual cama esponjosa de plumas blancas en la que se encontraba sentado; observo aquel ser que se sentaba entre cojines cerca suyo

Una criatura que destilaba un brillo blanco de su piel tersa, facciones finas como detalladas, su piel nívea resaltaba demasiado gracias a ese cabello negro como la noche que estaba laboriosamente atado en intrincadas trenzas altas. Las voluptuosas curvas de su cuerpo eran resaltadas por ese fino vestido de color rosa palo, tan fino que su cuerpo se traslucía en la tela resaltando sus voluminosos pechos y anchas caderas.

-uh...Yo, yo, tu, pero...- Midoriya Izuku, el deshuesado mortal de la aldea de Yuei balbuceaba de un modo muy vergonzoso como penoso delante de la diosa que le acompañaba, agitaba sus brazos delante de su rostro sonrojado por semejante vista.

La dulce risa de la diosa dejo al pecoso con la boca abierta de la impresión.

-Parece que estas bien, déjame presentarme- la doncella guio su diestra a nivel de su pecho señalándose - Mi nombre es Yaoyorozu, diosa de la fertilidad y del calor del hogar, defensora de los inocentes. Creo ustedes me nombran Kokopelli. ¿Cuál es el tuyo, hombre?

El agudo grito que pego Midoriya podría haber dejado sordo a un pueblo entero, el joven se tiro hacia adelante en una exagerada reverencia, pegando su frente y palmas en aquel piso tan limpio que le reflejaba.

-¡Mi diosa Kokopelli!, ¡Perdone a este pobre siervo de estar ante su presencia y mirarla tan pedestre. Ha sido toda una infamia.!

-Por favor levanta tu rostro, no has hecho nada malo, así que dime tu nombre ¿Tienes uno, no es así? - El pecoso asintió prosopopéyico.

-Mi nombre es Izuku Midoriya, mi diosa.

-Bien, Izuku- La diosa se levanto haciéndole un gesto al mortal para que le siguiera- Primero que nada los sirvientes te darán un buen baño y una buena muda de ropa para que estés cómodo en este nuevo entorno.