Capítulo 01.

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Respiro hondo y entierro mis pies en la arena, cierro los ojos disfrutando de la suave brisa y el olor del mar. Amo el olor a óceano. No hay cosa que disfrute más que estar tranquilamente sentada en la orilla del mar, especialmente si mi hermano no anda molestándome por los alrededores. Pronto llegará de sus pequeñas vacaciones con nuestro irritante primo, por lo que quiero disfrutar de la compañía de la soledad. Me encanta el sonido de las olas chocar contra las grandes rocas y el grito de las gaviotas, me hace sentir tranquila, llena de paz; es tan relajante.

Abro los ojos y miro a mi lado, veo como Zeus da un brinco hacía atrás al sentir el agua tocar sus pequeñas patitas. Suelto una carcajada, es adorable, acaricio suavemente su peludo lomo. De arriba abajo.

Zeus es el perrito de mi hermano, es un Terrier de Norwich, nuestros padres lo rescataron de la calle, cuidaron de él hasta que fuera el momento oportuno para dárselo a Dean. Siempre quiso uno, y el año pasado mis padres al fin le regalaron la tan deseada mascota, su cara fue épica cuando abrió la caja y se encontró con su nuevo amigo peludo, le agradeció enormemente a nuestros padres prometiéndoles que lo iba a cuidar como oro.

Es muy celoso con él, no le gusta que pasemos mucho tiempo con Zeus porque dice que pronto dejará de quererlo y se encariñará con alguno de nosotros, Dean no quiere eso. Y en este preciso momento en el que no se encuentra en casa es ideal para compartir un rato con Zeus.

Es un día bastante caluroso, y lamentablemente no me puse el traje de baño para nadar un rato, suspiro con pesadez mentalizandome para que la próxima vez recuerde colocarme el traje de baño. Definitivamente amo esta playa, en verano suelen hacer competencias de Surf y son de lo mejor, en especial porque se tiene una buena vista. La gran mayoría de los chicos están marcados y tienen unos aceptables bíceps.

El sonido de la campana del vendedor de helados hace que aleje todo tipo de pensamientos y me levanto del suelo de un salto jalando la correa de Zeus, ¡me encantan los helados! Ese señor es mi salvación.

—¡Ven, Zeus!—exclamo mientras intento que él se mueva de su sitio—. ¡Se va a ir el señor de los helados! —Y jalé aún más su correa—. ¡Muévete! ¡Demonios! ¿Cómo un perrito tan pequeño como tú tiene tanta fuerza? —Pregunto apretando fuertemente los dientes por la energía que tengo que ejercer.

En el último esfuerzo que hago para que Zeus me siga, lo único que logro es terminar con la cara enterrada en la arena y en el proceso soltar la correa del perro. Zeus no espera y al ver como una gaviota vuela bajo por encima de nosotros, sale disparado a intentar atraparla.

—¡Zeus! —Grito llamando la atención de las pocas personas que se encuentran en la playa. Algunos sueltan una pequeña risita mientras que otros tan solo me ignoran. Genial, que gran espectáculo estoy dando.

En busca de Zeus.Where stories live. Discover now