PLUMAS ROTAS

8 1 0
                                    


CAPITULO X


Aquella paliza se postergó en una recuperación de varios días, y claro no podía dejar de pensar que me lo merecía aunque por las tardes cuando el señor Leonardo estaba ocupado y tenía tiempo libre me dirigía a aquel sitio baldío dónde alguna vez hubo un circo preguntándome hacia dónde iría mi siguiente paso.

Junto con las secuelas en mí, hubo secuelas en nuestra relación de amistad entre aquel hombre y yo. Intentaba evitarme un poco. Tal vez por esos rumores que empezaron a surgir desde el hospital sobre él y yo. Rumores que no son difícil de descifrar.

Recuerdo con claridad que poco a poco fue volviéndome más torpe, lo que significó que empecé a ser una carga de mi jefa como del señor Leonardo.

Uno de esos días dónde la sensación de no encontrar mi lugar en el universo estaba corriendo por el costado de aquel río cuando esa sensación me hizo hacer comenzar a correr.

¿Alguna vez no han sentido eso? Que necesitan correr, como si el acelerar el ritmo te aleje de los problemas, como si fuese una carrera contra el mal tiempo, los malos hábitos, una carrera por alcanzar algún objetivo. La lluvia empezó a caer sobre mi rostro poco a poco y antes de darme cuenta York estaba siendo inundando por los chubascos, pero no me detuve.

De alguna forma la lluvia me recordaba, revivía ese espíritu que decidió emprender este camino, como si cada poro fuese abierto por el frío, viendo entre flashbacks mis pequeñas metas, esa carrera emprendida que dejé a mitad del camino.

No pude detenerme, mis pies necesitaban aún estuviese invadidos por el agua. Y mientras subía por la colina el agua golpeaba mi rostro y mi ropa que se pegaba a la piel haciendo mi cuerpo más pesado.

Me había cansado en mitad de esta enorme carrera, ¿había desistido de mi sueño ya? Y si lo había hecho ¿por qué seguía intentando escarbar en eso.

¿Era por orgullo? ¿por miedo? ¿por demostrarle al mundo quién soy?

Y cuando los pies se agotaron haciéndome temblar mientras corría, aun así seguí impulsado por la sensación de terminar algo, de hacer que valga la pena cada esfuerzo.

''Tal vez no serás el mejor en lo que siempre quisimos para ti, pero prométeme que serás el mejor en lo que tú quieres'' Y me detuve de golpe recordando aquella frase en mitad de la noche. Me detuve en mitad del trayecto sintiendo mi pecho latir tan rápido, y comencé a llorar. Estaba agotado de esto, habían pasado casi dos años y mi sueño ni siquiera estaba cerca de aparecer. Tal vez tenía que asimilar la realidad.

Era uno más del montón.

Uno más entre tantos soñadores, que terminan siendo unos fracasados porque aspiran demasiado lejos, demasiado alto como para la fuerza de esas alas frágiles.

Miré todo lo que me faltaba de esa colina, mientras el agua ya no se sentía porque estaba empapado. Tal vez necesitaba volver, saber de ellos, conocer a mi hermana.

¿Pero qué clase de ejemplo sería si volviese siendo aún más patético que cuando salí en primer lugar? Todas esas preguntas sin responder, solo hacían que llorase en silencio bajo la noche.

Ya no quería cumplir expectativas, ni siquiera las mías.

Extrañé la voz de mamá, extrañé ser ese niño que alguna vez fui con ella.

Extrañé la voz de mamá, extrañé ser ese niño que alguna vez fui con ella

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.
ICARUS, ALAS A LA LUNATahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon