El arte de ser amada

8. Veneno

Siento si alguna vez te hice enfadar más de la cuenta, me arrepiento de todo el veneno que ha salido como sangre de mi boca. Hasta llegar al suelo, hasta tocarte. No te diré que no era necesario o que era mentira todo lo que dije, no es verdad. Cuando menos pensamos, más somos nosotros mismos. Nuestros miedos salen debajo de la cama rogando un poco de compañía, nuestras dudas se asoman a la ventana curiosas [nos escuchan gritar] y nuestras esperanzas corren a esconderse en el armario de los recuerdos que nunca salieron a la luz. 

Está bien que me rechaces de vez en cuando, no quiero malcriar a mi corazón. Está bien que te rebeles contra mí, que cierres la puerta que nos separa y que vuelvas más tarde [cuando tu rabia sea menor que las ganas de besarme]. Me quedo observando la puerta como si fuera una estrella recién caída, pero sin deseo cumplido. Está bien que me hagas esperar [aunque sabes que no me gusta, pero lo haces]. Y entre aguas turbias y marineros en alta mar me quedo dormida. 

Arisha.