Capítulo 1-Las cadenas de lo arcano

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Alxis no podía acercarse más, aunque tuviera un buen camuflaje artificial, esos irritantes militares podrían descubrirlo en cuanto pisara un hueso de los miles que había en el suelo de aquella oscura caverna, probablemente de casos anteriores al suyo.

Esperó unos segundos por una oportunidad. En cuanto el encapuchado al que acompañaban les pidió un momento su atención, Alxis sacó su puñal y lo hundió en el cuello de uno de soldados, usando su cuerpo agonizante para cubrirse y disparar a su compañero con su propia arma.

Esos peligrosos rifles emitían un letal rayo de luz naranja, el cuál atravesó el pecho de su objetivo. Este cayó muerto en el acto, con un agujero en el pecho y con un desagradable olor a carne quemada.

Pensando que el peligro había acabado, no tuvo en cuenta que el encapuchado también podía estar armado. Ese error le costó perder media mano derecha cuando le disparó.

Tras soltar un alarido de dolor, disparó al encapuchado en la cabeza, atravesándola y dejando caer su cuerpo sobre el misterioso muro en la que parecía estar trabajando antes de ser interrumpido.

Había vencido, pero su herida era grave, debía tratar las quemaduras de los dedos que le quedaban. Antes de eso, se aseguró de cortar los dedos de sus víctimas, en los cuáles llevaban unos anillos plateados con el que podían grabarle. Los destruyó sin mucha dificultad.

Una vez terminó, tiró el arma y se dispuso a tratar su herida entre bendiciones a los difuntos de quién le había disparado. Hizo un apaño, no quería quedarse allí abajo mucho tiempo.

-Joder...-se quejó poniéndose en pie-Militares, lo que me faltaba, al menos me abrieron la puerta

Se acercó al muro para palparlo y notar que había algo tras él, como esperaba.

Rebuscó entre las cosas del encapuchado pero no había nada que pudiera servir para abrir aquella pared.

-Clava el puñal en la grieta-le susurró una voz desde el techo de la caverna en la que se encontraba

Él pensó que se trataba de su propia mente, aunque no perdía nada por probar, por lo que hundió su puñal ensangrentado en una de las grietas del muro e hizo palanca con ella.

Funcionó y el muro se derrumbó en su dirección en forma de pequeñas piedras. No era algo que se esperase, por lo que su casco de camuflaje resultó dañado. Eso solo sirvió para cabrearlo aún más.

-¡Al fin!-Exclamó una voz femenina-No sabes lo cuanto te agradezco que hayas tirado abajo este maldito muro

Alxis alzó su mirada para descubrir a la propietaria de aquella voz y se encontró con una mujer de pelo castaño y ojos verdes, alta, pero no tanto como él.

-Que bien, una mujer-respondió él fríamente-¿Tienes algo de valor ahí dentro? Cualquier cosa que compense todo lo que he perdido

-¿Ves algo más valioso que yo?-Le respondió ella de manera burlona

-Ya veo, aparta-dijo Alxis mientras entraba dentro de aquella estancia tras echarla a un lado

Ella se quedó esperando, apoyada en la salida, mientras él buscaba.

Uno de sus ojos se tornó de color morado durante unos segundos para observarle en silencio.

-«¿Nos podría ayudar, Taf?»-Pensó la chica
-«Tiene cualidades, pero es alguien desagradable. Tu decides Zyciel»-dije respondiendo a su pensamiento

Alxis miró todo el interior de aquella estancia. Una fría cama hecha de piedra, cuencos de piedra con hielo seco y muchas rocas pequeñas tiradas por todos lados.

-Oye-dijo Zyciel al ver que seguía sin hacerle caso-¿Qué buscas? ¿Joyas? ¿Oro? ¿Mi colección de piedras?
-Algo que compense haber perdido media mano y un casco difícil de reparar-le respondió de forma brusca
-¿Y si te pago por tu ayuda?-preguntó
-Págamelo largándote, no me apetece pisarte la cabeza
-No, no, tengo cositas brillantes con lo que pagarte-añadió ella
-Entonces dámelas y luego te vas
Ella le lanzó varias gemas de color azul hielo a los pies, del tamaño de una canica.

-Puedo darte muchas de esas, pero necesito que me ayudes a recuperar lo que me han robado-explicó Zyciel con una expresión más seria

Alxis tomó las gemas para observarlas con cierta desconfianza.

-Dejé mi trabajo de mercenario hace tiempo, que te ayude otro

Zyciel le tomó la mano herida y la comenzó a apretar suavemente mientras emitía una tenue luz, la cual iba regenerando los dedos de Alxis hasta devolverlos a la normalidad.

-Hmmm... Tienes mi atención, durante diez segundos...-dijo moviendo sus nuevos dedos bastante extrañado
-Como puedes ver, soy capaz de usar magia y lo que necesito es que me ayudes a recuperar la que me han robado, solo poseo una pequeña cantidad de ella, pero la necesito toda para poder irme sin preocupaciones y sobretodo para poder sobrevivir
-La magia no existe, todas las cosas tienen su explicación, la magia no
-¿¡Y como crees que te he devuelto los dedos de la mano?!-le preguntó ella algo molesta-Llámalo como quieras, pero eso no lo hace cualquiera
-Quizás te hayan encerrado por robar avanzada tecnología, pero lo que has hecho lo puede hacer cualquier médico usando un cacharro de los suyos
-¿Me ayudas o no? Te pagaré todo lo que me pidas, tampoco te pases, no puedo producir esas gemas tan seguido
-Primero los detalles,-le respondió saliendo de la estancia para buscar una tarjeta en el encapuchado-Camina y habla, no tenemos todo el día ¿De acuerdo?

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⏰ Última actualización: Sep 18, 2019 ⏰

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La prisionera del MejikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora