"Visiones."

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Capítulo diez.

Quinto mes de gestación.
Pensé que me sentiría muy débil con el pasar de los meses, pero estaba sucediendo todo lo contrario. Sentía mi cuerpo y mis pensamientos aún más fuertes de lo que recordaba, luego me di cuenta de que Ónix comenzaba a tener consciencia propia. Le gustaba la música suave y cuando estaba en el bosque de los Lycans lo sabía porque pateaba constantemente y en especial cuando había algo que le gustaba, era un bebé muy activo.

Con el pasar de los días se hizo presente en mí una somnolencia que comenzaba a preocuparme. Caía en un profundo sueño y despertaba cansada como si hubiera estado corriendo sin parar y sin ninguna señal de haber soñado, hasta que comprendí que estaban llegándome visiones, solo que no podía canalizarlas en mi memoria. Luego de ser consciente de esto, para la próxima vez que tuviera un ataque de somnolencia sabría qué hacer.
Y así fue, traté de mentalizarme sobre el hecho de que alguien quería comunicarse conmigo a través de un sueño, o bien era un mensaje que debía llegarme y comencé a soñar.
Me encontraba en un campo con el pasto más verdoso que había visto en mi vida, el sol estaba en su punto más alto y no había señales de una sola nube, tampoco había señales de otros vampiros cerca. Comencé a caminar y divisé una pequeña aldea con una tonada alegre que se escuchaba desde la distancia, me acerqué con cierta curiosidad y encontré una tribu que bailaba al compás de la música, pero sabía que no eran humanos, eran vampiros. Algo me hacía pensar en la posibilidad de que fueran mis antepasados.
Una vampiresa me señaló una tienda en el centro de la aldea, me dirigí a ella y al entrar, me encontré con un hombre que aparentaba mediana edad, y unos enormes ojos color azul hielo me miraban con candidez, sonrió al verme e hizo un ademán para que me sentara frente a él.

—Bienvenida seas, hija mía. Ésta, la tribu de los vampiros del norte, somos los fundadores de nuestra especie y esta es nuestra naturaleza. No cazamos humanos como lo hacen ahora en tu especie. Para mantener el equilibrio con la naturaleza tomamos la sangre de los animales que ella misma nos ofrece y se lo agradecemos con bailes y canciones que agradan al viento y a los árboles.

—¿Cuál es su nombre?

—Sonrió y unos colmillos filosos quedaron al descubierto— Soy Kramer.

—Lo observé con una sorpresa que no pude disimular cuando dijo su nombre— Es usted... El padre de Drácula.

—Así es.

—Pero, ¿cómo es posible? Usted es Pacífico y justo, Drácula no contaba con esas virtudes.

—Su ambición y deseos de conquistar aquello que no le correspondía hizo que tuviera que expulsarlo de la tribu, luego viajó a Transilvania y allí formó su propio ejército con el que conquistó Europa y allí, en medio de su ambición fue dado de baja por sus mismos súbditos.

—¿Por qué no lo detuvieron?

—Era algo que no estaba en mis manos, debía proteger a mi aldea y a mis otros hijos, y para ello tuve que desprenderme de aquel que no quiso ayuda. —Su tono era triste y melancólico.

—Lo lamento...

—El pasado ya se oculta entre la bruma del tiempo. Has venido por otros menesteres, tu hijo no será ingrato como Drácula, pero deberás darle la libertad necesaria para cumplir su misión cuando crezca. Es por eso que cuando sientas que esté listo, vas a entregarle esto —Tomó mi mano, colocando un amuleto de ónix con un grabado en el centro— El amuleto que la naturaleza ha fabricado para él lo protegerá de los malos pensamientos, la ambición y demás deseos que llevaron a mi hijo a la destrucción, confiamos en que sabrás cuando hacerlo.

—Sonreí contemplando el amuleto— Lo haré. Muchas gracias, señor Kramer.

—Ve con bien, que los vientos del bosque te lleven de vuelta a casa.

Abrí los ojos de golpe.

Desperté en mi habitación con una sensación de paz interior que no podría explicar. El amuleto de Ónix se encontraba enredado en mi mano, con sorpresa corrí a contarle a los chicos, quienes se quedaron anonadados de que aquello fuera posible.

Durante los siguientes días tuve este tipo de sueños con diferentes antepasados, los cuales me confiaban el futuro del linaje vampírico y me obsequiaron varios amuletos, algunos para Ónix, otros para mí, y otros que debían usarse para el momento del parto.

El ciclo de visiones se cerró con la más importante de todas.

Desperté en una ciudad antigua. La luna llena iluminaba un camino que parecía no tener final, comencé a avanzar por el empedrado mientras observaba a los lados pequeñas casas y tabernas, se veía muy acogedor pero había un toque de misterio en él que me hacía estar alerta en todos los sentidos. Llegué a donde supuse era mi destino: una casa de pequeñas ventanas, con un gran portón y una chimenea humeante, alguien preparaba algo que olía delicioso.
Toqué la puerta tres veces y al instante se abrió sola, extrañada entré con algo de recelo y busqué en todas partes al anfitrión de la casa. Me acerqué hasta lo que parecía una gran cocina y una mujer de cabello largo con una corona de flores violetas revolvía una mezcla en un caldero, de ahí provenía el exquisito olor.
Me aclaré la garganta y ella volteó a verme.

—Sonrió con emoción y corrió hacia mí— ¡Por fin has llegado! Estuve esperando por ti desde hacía algunos días, pero los antepasados debían hablar contigo antes. No importa, lo realmente importante es que ya estás aquí.

—Disculpa pero, ¿quién eres?

—Rió de forma melodiosa— Soy Galilea Galeón. Es un placer, querida Marietta.

—Me sorprendí al verla— Tu hiciste la predicción.

—Exactamente. Y sabía que vendrías aquí, estás próxima a dar a luz a ese pequeño y necesitas saber el último requisito para que todo salga a la perfección.

—Está bien, soy todo oídos.

— ¿Quieres algo para beber?

—Estoy bien, gracias.

—Bien. —Tomó un cuenco y sirvió en él un poco de la mezcla del caldero, con dos toques de su mano la bebida se enfrió y comenzó a tomarla con entusiasmo— Ahora, es muy importante que me prestes atención.

Asentí.

—Tu parto será acompañado de tu hermano, ¿Estoy en lo cierto? —Asentí— Pero debe ser atendido por un ser mágico, una bruja Naturae.

—¿Y quiénes son ellas?

—Hijas de la naturaleza, encomendadas para mantener el orden y equilibrio de todo.

—¿Como tú?

—Sí, podría decirse. Créeme querida, asistiría el parto sin ningún problema, si no me hubieran condenado a la horca por culpa de una bruja oscura.

—Oh... —Tragué saliva— Lo lamento.

—Tranquila. —Sonrió— Ahora, en tu época solo quedan tres brujas Naturae en todo el mundo. Debes contactar por lo menos una, cuando la encuentres pídele que te ayude y dile que vas de mi parte, sé que aceptará. —Dijo guiñándome un ojo.

—¿Estás segura de que no pondrá resistencia?

—No lo hará, pero debes hacerlo rápido, antes de la próxima luna llena, que es en cinco días.

—No tenemos mucho tiempo.

—Nada, en realidad. Así que apresúrate, tu bebé debe nacer.

—Gracias, Galilea. —Sonreí.

—Que el universo te guíe . —Me abrazó con fuerza y se retiró dos pasos de mí— Honor y gloria a la Blue Blood family.

Y desperté de golpe.

Busqué a todos los chicos y los reuní para informarles lo que Galilea me había dicho, Grace por su parte estaba más que emocionada cuando le describí a su vieja amiga.

—Tendremos que buscarlas lo más rápido posible. —Dijo Frank.

—No se diga más, manos a la obra. —Dijo Aron.

Todos nos adentramos a la gran biblioteca y nuestra búsqueda dio inicio.

***

Nos leemos luego,
-Nana fuera.

Blue Blood: el destino de la familia real corre peligroWhere stories live. Discover now