La Reunión

4.7K 533 56
                                    


La granja de los Barnes- Romanoff estaba con todas sus luces prendidas y la música agradable salía de sus paredes.

Voces de distintos tonos se escuchaban a través de la puerta.

Dos hombres se encontraban en ella preparándose para entrar.

- ¿Estás bien, Tony? Podemos irnos y disculparnos luego.

- He sido un cobarde por demasiado tiempo. Estoy muerto de miedo pero debo hacerlo.

El castaño tomó la mano de su pareja y unidos a través de ella tocaron el timbre.

Pasos se escucharon y una mujer mayor con pelo rubio y hermosos ojos azules les abrió la puerta.

¿Se parecía a...?

- ¡¿Mamá?! No me dijiste que venías.

Los dos rubios se abrazaron, la mujer escondió su rostro en la curva del cuello de su hijo.

- ¿No puede una madre darle una sorpresa a su vástago?

- Ella puede. Aunque sé que no querías verme a mi solamente.

Dos pares de miradas con el cielo contenido en ellas se fijaron en el genio. Tony se sintió intimidado y analizado.

- Él es más hermoso de lo que las imágenes muestran.

El joven empezó a sonrojarse cómo un niño pequeño.

- Él lo es.

Y de pronto Tony estuvo rodeado por los brazos de la mujer.

- Gracias por la sonrisa de mi hijo.

- ¿De nada?

- Eres adorable también.

- Mamá, no lo molestes.

- No lo molesto, cariño. Le estoy dando la bienvenida a la familia. Vamos, Tony. Y tú, Steve cierra la puerta que hace frío.

Un brazo del castaño fue tomado y Steve dejado en el pórtico.

Pero el rubio cumplió lo que se dijo para entrar a la casa.

- Hola, amigo ¿Ya no quieres matarme?

- Ya no, Quill. Sé que no fue tu culpa. Las cosas se salieron de control.

- Él no verá la luz del sol, Steve.

- Creo en eso. O voy a convertirme en lo que no quiero.

Quill vio la expresión del rubio y supo a lo que se refería. Y sabía que lo iba a cumplir.

- No será necesario, no habrá otro error de mi parte.

- Quill, no te culpes. Al contrario te agradezco que estés aquí y nos hayas ayudado.

Los dos amigos se abrazaron en agradecimiento.

- Bueno, bueno. No hay que ponernos sentimentales ¡Hoy es para celebrar!

Star Lord se fue riendo dónde su grupo charlaba con la familia dueña de la casa y la madre de Steve que mantenía un brazo posesivo alrededor de Tony.

La bebé había puesto a sus pies a todos y disfrutaba la atención.

En medio de la fiesta el timbre se escuchó de nuevo y todos vieron hacia el castaño. Sarah tomó con más fuerza el brazo del castaño.

- Steve, abre la puerta.

El rubio asintió y fue a cumplir la orden. Se escuchó al rubio decir adelante y luego cuatro pares de pasos se escucharon venir por la entrada.

Primero venía el contable y seguido de él una mujer de cabellera rubia con tintes naranjas y tres hombres, el primero era de piel morena y porte militar, el segundo era ancho de cuerpo y el cabello muy corto, el tercero era Jarvis quién se veía elegante cómo siempre.

Tres de los recién llegados veían con adoración pero también enfado mezclado con alivio, sus ojos demostraban amor por el joven genio quién se aferraba a Sarah.

- Vamos, querido. Parece que quieren hablarte.

Tony la vio y tomó fuerza en la sonrisa de la madre de su pareja. Caminaron hasta dónde los recién llegados esperaban.

- Hola Pots, Happy y Rhodey.

- ¡Dios, Anthony Edward Stark! ¡No vuelvas a hacerlo!

Y la mujer lo abrazo sollozando con ganas.

- Disculpa, Pots. Soy un idiota.

- Pero eres nuestro idiota. No debiste alejarnos así.

- Lo sé, Rhodey.

- Tu seguridad estaba a mi cargo, Tony. Me siento un guardaespaldas fuera de forma.

- ¡Pero sí estás cómo cañon, Happy!

Y los amigos reencontrados empezaron a reír. La tensión aliviada aunque claro que hablarían de forma larga y tendida luego.

- Bueno chicos, es hora de las presentaciones. El rubio sensual que les abrió es mi pareja y ellos mi familia añadida.

Tres pares de ojos se fijaron en Steve, analizando y viendo hasta su alma. El rubio comprendió cómo se sintió Tony con su mamá.

- Eres muy guapo.

- Y protegiste a Tony cuándo nosotros no estuvimos.

- Gracias por eso.

Y el rubio respiró de nuevo. Sabía lo importante que eran sus amigos para Tony, ya los había perdido una vez por culpa de una relación. No quería que pasara lo mismo, el contable se prometió ser el mejor hombre para poder estar al lado de su pareja.

Luego de media hora todos charlaban cómo si se hubieran conocido hace años. Nat y Pepper hablaban sobre lo difícil pero gratificante que era sacar de su error a los hombres que amaban. Sarah se les unió contando sus aventuras con el padre de Steve y luego con el rubio.

Rhodey y Happy fueron a conversar con los guardianes sobre las tácticas que usaban en su trabajo. Después de todo ellos tenían en común que protegían personas.

- Parece que nuestra familia se ha unido de forma magistral. Te dije que tus amigos te amaban.

- Y ellos te aceptaron.

- Mi mamá te adora.

- Somos tíos.

- Y somos felices.

- Y todo eso pasó en una semana.

- Una semana y un día.

- Detalles.

Con una sonrisa compartida se besaron para luego ir a entregar los regalos a sus amigos. Y a la adorada Stonya.

El timbre sonó por tercera vez. Ahora Bucky fue quién abrió para luego escucharlo jadear sorprendido.

- ¡¿Sam?! Te ves horrible amigo.

- Me siento aún peor. A mi querido Jefe se le olvidó que yo estaba en su apartamento. Tuve que esconderme en el baño de la sala y me dormí en la ducha con el cuello doblado.

Los dos amantes se miraron y rompieron a reír siendo seguidos por todos los presentes.

- Ups.

- ¡Te odio Jefe!

Todo estaba en perfecto orden.

La misión había sido un éxito.









---------------------------------
Muchísimas gracias por sus comentarios, estrellitas y agregar la historia a sus listas. Me alegra que ésta pequeña historia que vino a mí cómo un regalo de Navidad haya sido disfrutada al ser leída cómo yo lo hice mientras la escribía.

Hemos llegado al final pero espero verlos de nuevo en mis otras historias.

Hasta la vista, lectores.

Sábado 06/01/2018. 

Misión: Seducir en una semana. Where stories live. Discover now