7. Here we go again

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Habían pasado seis semanas desde que dejó la comisaria. Vivió dos en la casa de Taehyung, sin embargo en cuanto su padre regresó de viaje, el retornó a su "hogar" (si es que así se le podía llamar a esa vieja construcción a punto de caerse).

Las cosas no estaban peor, pero, no habían mejorado. Gracias a la milagrosa vida, la deuda con Ji Joon había sido saldada. La rubia le había contado que un sobre anónimo llegó a su tienda con la suma exacta para resarcir los daños.

Aunque Jimin se había disculpado con ella y su relación quedó en buenos términos, claramente no volvió a trabajar. El dinero no le dolía tanto a su ego como sí lo hacía a su estómago.

Ya había perdido cinco kilos y su peso seguía bajando de forma exponencial. Taehyung lo notaba y hacía un esfuerzo por alimentarlo, no obstante no era suficiente. Necesitaba más calorías que las que el sanduche del almuerzo podía otorgarle.

Entre todos los pensamientos preocupados que atormentaban su cabeza, Jeon Jungkook también resaltaba. Últimamente su musculoso amigo se veía triste, decaído y algo desganado. Con Taehyung habían tratado de animarle de muchas formas pero al parecer nada daba resultado. La reservada vida que llevaba Kookie también era un obstáculo para que Tae y él lograran acercarse.

Finalmente como la cereza del pastel estaba Min Yoongi. El día en que retomó las clases, después de su carcelaria ausencia, esa felina mirada no lo abandonó. Se sintió acechado por al menos dos semanas, donde veía a Min en todas partes e incluso creía que lo seguía hasta su casa.

Tomó una profunda respiración entrando al gimnasio, odiaba tener que hacer deportes cuando su cuerpo a penas tenía las calorías suficientes para sobrevivir.

— Reúnanse en grupos — anunció el profesor en voz alta — De la A a la L van a la cancha de fútbol los demás se quedan aquí.

Volteando los ojos Jimin se despidió de sus dos mejores amigos, siendo completamente consciente que en su grupo se encontraba Yoongi. Ante aquella realidad el recuerdo de su última conversación llegó a su cabeza.

"Se miraron en el espejo del baño sin mediar palabra. ¿Qué podría decirle? Insultarlo por haber arruinado su trabajo y su vida, no serviría de nada.

Yoongi se acercó al lavamanos asegurándose de la soledad del baño. Mirando el agua correr habló. 

— ¿Con qué huérfano eh? Nunca dejas de sorprenderme calabaza.

La arrogante sonrisa del pelinegro irritó la poca paciencia que tenía Jimin.

— ¿Algún problema con eso? Puede que no tenga padres, pero al menos no ando desnudo pidiendo ropa a los extraños en la calle.

La sonrisa del mayor desapareció. 

— ¿Moralista será una de las cualidades del huerfanito Park? o ¿Es un pobre marica miedoso?

Jimin volteó su cabeza fulminándolo con la mirada.

— Puede que sea un marica, miedoso y moralista. Pero es mi maldito problema Min. Arruinaste mi trabajo y mi vida. ¿Ya estás feliz?

El pelinegro parpadeó desconcertado ante el reclamo. Solo era medio tiempo - ni que la paga fuera tan buena - pensó.

Jimin sonrió con malicia. Él no iba a entrar en una discusión con Yoongi. Siempre había odiado ese tipo de personas.

— ¿Acaso te gusto cariño? Porque no puedo evitar pensar que me persigues. ¿A tu provisional no le gustaría saber eso verdad? Y solo para tu información, no me gusta la gente loca. Eso de andar con psiquiátricos no es lo mío."

El grito del profesor lo sacó de sus recuerdos. Se sonrojó de solo pensar que había sido tan cruel. Las enfermedades psiquiátricas no son un juego, siempre deben ser tomadas en serio y él no había hecho más que burlarse.

— Necesito equipos de 5. Hoy jugaremos basketball.

Jimin se sintió fallecer cuando se percató que fue asignado al equipo que jugaría contra Yoongi. No solo estaba perdido porque él era el mejor jugador, sino porque tal vez cometería algunas faltas para desquitarse.

Cuando llegó su turno se levantó algo tembloroso de la silla, aquel día Taehyung no había logrado llevarle algo de comida, así que lo único que había ingerido era una triste barrita de cereal.

El silbato sonó y comenzó a correr tratando de alcanzar el balón con torpeza. Sus piernas le comenzaron a fallar, sintió mareo y un profundo vacío en su estómago. Se quedó de pié en la mitad de la cancha respirando agitadamente tratando de conseguir algo de aire.

Yoongi se acercó a él sonriendo.

— ¡Hey Park! ¿Los maricas no saben correr? — en el momento en que se disponía a responderle se desmayó.


🥊

Su cuerpo se sentía pesado. Como si un camión pequeño le hubiese pasado por encima. Sus músculos estaban agarrotados y su cabeza zumbaba levemente. Abrió los ojos con lentitud, levantándose como un resorte en cuanto se dio cuenta donde se encontraba.

¿Qué hacía en la enfermería?

— Tranquilo Park — le dijo Yoongi con voz sosegada. Se hallaba sentado justo al lado de la pequeña cama, mirándole ¿Preocupado? — Ya viene la enfermera a revisarte de nuevo.

—¿Qu-que... qué hago aquí? ¿Co-cómo es que...

— Te desmayaste — le interrumpió el pelinegro con cautela. — Pensamos que era por la forma en que estabas respirando, pero cuando pasaron 5 minutos y no despertabas tuve que traerte — Comentó removiéndose un poco. Parecía tener una lucha con si mismo antes de continuar.

— ¿Estás comiendo bien? — sus ojos se enfocaron en el rostro de Jimin haciendo que este se gire hacia la pared.

— Este yo...

— Al cargarte... no pude evitar notar lo delgado que estás. Tus huesos... sobresalen de tu piel, Jimin. Sabes que si algo te pasa debes pedir ayu-

— A ti no te importa Min — aclaró mordaz. — No te interesa si vivo o muero. Porque es mi maldito problema. ¿Entiendes?

En ese momento la enfermera entró. Disipando su conversación. No era consciente de lo cerca que se encontraban hablando.

— Yo ya me iba — artículo Yoongi poniéndose en pie y dejando la habitación.


🥊

Jimin caminaba hacia su casa con la cabeza gacha. La enfermera prácticamente lo había regañado por más de una hora, a causa de su estado de salud. Dijo que podría estar al borde de la desnutrición y debería ir al médico.

Suspirado ajustó un poco más la raída chaqueta. El viento estaba fuerte y el frío se filtraba en su interior. Vaya que sería un fin de semana del asco. Tenía hambre, se sentía cansado y de sus ahorros no quedaban más que unos cuantos centavos.

Dio un respingo cuando sintió una pálida mano de largos dedos sujetarle el hombro. Giró su cabeza para encontrarse con la gatuna mirada de Yoongi mientras decía

— Tengo un trabajo para ti Park. 


Maratón 2/?

Trouble  «Yoonmin»Where stories live. Discover now