El guardián y el cazador.

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"AMOLAD es propiedad de The Snipster"

Ideal original de zadrack.

La ambición es una droga poderosa, agota el alma y envenena nuestro ser, cuando la reina de un poblado perdido en Gran Bretaña fue cegada y consumida por aquel sentimiento, decidió contratar a un grupo selecto de cazadores para darles una misión en el boque de Darring, encontrar el preciado cascabel de oro blanco.

El cascabel, era una joya excepcionalmente valiosa, no solo por su peso en oro sino porque con él se podía llamar la primavera y desvanecer el frio invierno, calmar a las bestias, y embellecer el ambiente, pero las leyendas contaban que su guardián era un sátiro del bosque quien a sabiendas que el lugar era peligroso, se ocultaba en lo profundo de este.

La reina ordenó a sus hombres buscarlo, traer el cascabel y serian gratamente recompensados; entre aquellos cazadores, Leonard Spindler sobresalía entre todos, su piel extrañamente bronceada, con ojos verde chartreuse eran llamativos por encima de los hombres rubios y pelirrojos que avanzaban hacia el bosque.

Todos partieron a los escabrosos bosques de Darring, los cuales estaban cubiertos por nieve cuyo frio te cortaba la piel y te congelaba el habla, los alrededores de aquel lugar tenían fama sobrenatural, eran escenarios de criaturas fantásticas que deambulaban buscando a su presa, hadas, grims y duendes recorrían sus helados confines, observando ocultos a los forasteros que se perdían en sus senderos.

Splinder caminaba a paso firme a pesar que la nieve se hundía debajo de sus botas de piel de buey, el frio no calaba en sus mejillas, a pesar de su tono bronceado, el clima de Bretaña era ya asimilado por él, portaba sus armas en una mochila color camel de cuero curtido, y su enorme abrigo de lana era lo suficientemente grueso para soportar los embistes del gélido aire del bosque de Darring.

Las criaturas le abrían paso, su aura era amenazante para todos aquellos que sabía que portaba en su bolsa de piel, variadas armas de plata bendecida con hierro forjado, suficientemente fuerte para partir en dos a un hada, camino entre arbustos espinosos y árboles frondosos, algunos de sus rivales tenían perros de caza, otros armas más poderosas.

Pero él nos las necesitaba, solo tenía que tener fe en encontrar al guardián del bosque, ser más inteligente y ganarse la confianza de las dríades que habitaban el lugar.

- Dríades, acudan a mi llamado - cantó con melodiosa voz, unas pequeñas luces verdes salieron entre los árboles, sobrevolando a su alrededor, esperando saber, ¿Por qué fueron convocadas?

- Hijo de barro, osas molestarnos - escuchó entre tintineos el cazador, observando aquellos seres que parecía avecillas cualquiera.

- ¿Dónde está el guardián? - preguntó, extendiendo ambrosía, el éxtasis de las hadas, quien se excitaron al ver aquel manjar en sus manos.

- ¿Cómo tienes ese alimento? - cuestiono la líder de la manada de Dríades, acercándose sigilosa, pero Leo fue más rápido y la atrapó con su mano libre.

- Habla... ¿Dónde está?

- Eres valiente, molestar a un dríade es peligroso, hijo de barro - susurro la criatura la cual aleteo furiosa, pero Leo tenía un guante de hierro, que era una prisión para las hadas, lo cual provoco que esta no pudiera huir.

-Habla... o te dolerá perder tus alas- amenazó, con voz queda.

La dríade suspiro, su ambición por la ambrosia la llevó a no medir las consecuencias de su acercamiento con el cazador, así que relato la ubicación del sátiro, el cual estaba sobre la montaña más alta de Darring escondido esperando la primavera.

El cazador y el Guardian -AMOLADWhere stories live. Discover now