Capítulo Único

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    Un castaño de ojos azules y pequeña estatura se levantaba para ir a su trabajo. Con tan solo veinticinco años tenía que juntar mucho dinero, ya que había dejado la universidad por algunos problemas que había tenido anteriormente consigo mismo.

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    Todo empezó cuando él tenía diecinueve años. Era un chico muy carismático, su familia era la mejor, tenía muchos amigos y de sus notas no hay nada que decir, ya que eran muy buenas, llegando a ser uno de los primeros en su primer año de universidad. O así era hasta que cierto rizado de ojos verdes llegó a su vida. Aquel chico entró en el segundo semestre, siendo alguien que tenía buenas notas, pero no era básicamente para alardear sobre ellas. Digamos que sus notas eran buenas porque no cruzaba el límite. Louis sin pensarlo dos veces, apenas y lo vio cruzar la puerta y presentarse por haber llegado tarde en su primer día, supo que caería a sus pies. Y así fue, el castaño de ojos azules se enamoró perdidamente de él.

    Tuvieron que pasar nueve días para que Louis pudiera dirigirle la palabra, sin dejar de lado que el puesto de Harry estaba detrás del de Louis.

    Jamás lo habían podido imaginar, mucho menos Louis, quien se había prometido terminar sus estudios soltero y una vez titulado, dejaría que las cosas fluyeran a su ritmo, sin forzarlo, pero todo se había ido por el caño por aquel chico hermoso con hoyuelos. Convivieron por un buen tiempo, convirtiéndose en amigos, iniciando una amistad muy bonita, respetando los gustos del otro y llena de confianza.

    —Si tuvieras que comer pan con moscas muertas o untarle barro para hacerlo parecer nutella. ¿Qué elegirías hacer?

    Harry se negó ante la ocurrencia de su pequeño amigo.

    —Barro, definitivamente.

    —Obvio que barro. —Louis rio y recostó su cabeza en el hombro de Harry. Le resultaba muy cómodo estar así, y su amigo jamás se había quejado, así que ahí estaban. Sentados debajo de un mango, debajo de un árbol de mango.

     Todo se basaba en risas, enojos por parte de Louis cuando Harry prefería irse de fiesta a estudiar para un examen que tenían que rendir al día siguiente, enojos por parte de Harry cuando no estaban en época de exámenes y, aún así, Louis prefería estudiar a salir a fiestas y momentos donde ambos compartían secretos del otro.

     Todo fue normal, o al menos lo fue hasta que ambos cursan el segundo semestre de su segundo año de medicina. Louis jamás pensó tener las bolas para confesarse a Harry, pero ahí estaba. Nervioso. Casi llorando. Temblando.

     Harry sonrió y abrazó a Louis. ¿Cómo podía decirle que no a la persona que lo cautivó desde el día uno? Y la verdad es que Harry había estado observando a Louis desde que se sentó detrás de él en su segundo año. Odiaba no poder hablarle, ya que, a pesar de ser muy sociable y hablar con casi todas las personas presentes en el salón, había un "algo" que le impedía abrir la boca o soltar palabra alguna al tratarse de Louis.

    Muchas veces fingió que se le caía un lápiz justo debajo de la silla del castaño, pero este jamás volteó. Harry siempre terminaba recogiendolo de vuelta.

    Por eso mismo, en ese instante, sólo besó su coronilla y le regaló una sonrisa para tranquilizarlo.

    —También me gustas, Lou.

    Louis no pudo contenerse más y abrazó al rizado, quien había pensado que iba a recibir un beso, pero se conformó con la inocencia del más pequeño. Louis era demasiado como para reprocharle por un gesto. Su abrazo le bastaba, incluso su mirada lo era todo. Para Harry, cualquier ser de la tierra que recibiera una mirada de Louis, ya estaba bendecido por los mismísimos dioses.

Angel [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora