Capitulo 8: Cuando sea el momento...

505 39 5
                                    

Miraba distraído por la ventana del auto, al parecer habrá una tormenta.

Mi madre estaciono el auto frente a nuestra casa, al fin habíamos llegado, baje a toda prisa del auto y al parecer la electricidad ya había regresado. Sin pensarlo subí las escaleras y entre a mi cuarto a toda prisa, encendí el computador y me senté frente a este.

Rápidamente busque la conversación ¡No…puede… ser!

-es un chico- leí en voz alta su respuesta, lleve mi mano a mi boca sorprendido, mi corazón no dejaba de palpitar.

Mi mundo se detuvo, instantes después varias preguntas me ahogaron; ¿será que?… no, no puede ser ¿Qué chico será?

 ¿Será un lindo comienzo o un desastroso final?

 Durante la noche entera no pude dormir, mi curiosidad y nerviosismo no me dejaba.

Al día siguiente me levante con pereza, después de todo no había dormido. Llegue a la parada del autobús, todo era tranquilo a excepción de mis pensamientos, por dentro eran un total desastre. Soy desastre andante.

Una vez en la escuela me anduve con gran cautela, pues tenía bien presente que si Mauricio o Beto me llegaran a pillar seria hombre muerto.

Aun era temprano y me decidí por  entrar a la biblioteca, buscaba un libro entretenido que me  agradara, al fin había encontrado uno, me incline para tomarlo pero algo o alguien me atrajo hacia él y coloco su mano en mi boca con intenciones de que no gritara, al retroceder el libro cayó al suelo.

-shhh. Tranquilo soy yo- voltee mi cabeza de inmediato y me di cuenta de que quien me sostenía por la cadera y me susurraba al oído era nada menos que Sebastián.

-ahhh- solté un suspiro lleno de alivio.–creí que eras Beto, casi me matas del susto.

-del mismo te venia a hablar-. Bajo la mirada y aguardo un segundo de silencio antes continuar.

-debes tener más cuidado. Me entere que te está buscando, no quiero que te vayas solo, yo...yo te acompañare- me sonroje una vez que el pronuncio estas palabras

-¿acompañarme?
e…esta…bien- conteste nervioso

-entonces te espero a la salida, yo te recojo en tu salón- mi cara ardía y tenía el aspecto de un vil tomate. Me sentía igual que un niño pequeño recibiendo ordenes de su madre.

>>vamos déjate de preocupar por mi…un momento ¿en realidad le importo?<<

(Narra Sebastián)

Caminaba en dirección a mi salón de clases, estaba preocupado. Quien sabe que pasara si Alejandro se topa con Beto.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por una chica que distraídamente choco conmigo, esto ocasiono que cayera sobre a mí. Quedamos cara a cara, pude notar un ligero sonrojo en sus mejillas

-di...di...Disculpa- exclamo temerosa, bajo la cabeza y sentándose en cuclillas comenzó a recoger sus libros

-soy una tonta. En serio lo siento

-no te preocupes- respondí con una sonrisa. Inevitablemente mire hacia el aula de Alejandro y ahí estaba el observando atentamente, al momento en que noto en que lo miraba, evito mi mirada volteando hacia otro lado.

Era como si se hubiese enojado ¿Qué acaso sentía celos por la chica? Reí para mis adentros, es demasiado celoso pero aun así es lindo… espera ¡¿Qué?!

No recuerdo cuando comencé a tener estos sentimientos, al principio estaba más que confundido, ¿Por qué razón me gustan los chicos? Era la pregunta que me perturbaba, poco a poco me acepte. No fue fácil, pero de alguna forma lo logre.

-¿Dónde estabas “Romeo”?- fue lo primero que dijo Fernando al momento en que cruce la puerta, sostenía una sonrisa picara y levantaba sus cejas una y otra vez.

-lo acompañe a su salón

-¿y te despediste?- pregunto al mismo tiempo que paraba los labios haciendo ruidos, como si tratara de besar a alguien invisible, con ojos cerrados

-ya basta- respondí riendo

-¿Cuándo piensas decírselo?- pregunto, esta vez serio

-cuando sea el momento

-hay que cursi- canturreo haciendo un extraño puchero.

-Señor Marmolejo ¿quiere compartir su conversación con la clase?- agrego el profesor en tono sarcástico.

- no…no- de un segundo a otro ya me encontraba sentado, con mirada al frente, mientras Fernando trataba de no soltar una carcajada mordiéndose el labio.

Finalmente sonó el timbre, las clase se me hacían eternas, una más lenta que otra. Salí a toda prisa, pero no sin antes de que Fernando se despidiera de mi -¡ve a salvar a tu doncella!- grito desde su banca, yo cordialmente me despedí levantando el dedo de en medio 

-¡yo también te quiero!- respondió entre carcajadas

-estúpido- dije para mí riendo.

(Narra Alejandro)

Guarde todos mis libros y me coloque la mochila en la espalda, dejando el salón. Pude divisar al pelinegro, que caminaba apurado a lo lejos, moví mis pies en dirección hacia el

-¿no lo has visto?- conteste con un seco “no” ¿Qué me pasa?

-¿Por qué tan serio?- ¿estoy…celoso?

-no. No es nada- forme una sonrisa para que Sebastián no sospechara nada

-bien, vámonos- Salimos de la escuela en silencio y lo mantuvimos, ni una sola palabra salió de nuestras bocas, pero la sonrisa de Sebastián ayudo a que no fuera un momento incomodo.

Llegamos al parque, ambos sabíamos que en este punto nuestros caminos se separaban.

-bien te veo mañana- agregue rápidamente

-espera… yo quería…

Olvidalo, nos vemos- se dio la vuelta y se fue rapidamente

-¿eh? Bueno. Adiós- ¿Qué era lo que quería decir?

 HI! Al fin…al fin pude actualizar, lamento la espera, en verdad.

No saben cuánto me ha costado escribir este capítulo (gracias a la estúpida escuela ¬.¬)

¡Pero también me encuentro muy feliz! Gracias a todos mis lectores  :3 pueden creer ¡YA CASI 1000 LEIDOS! Los amo, enserio :D

Espero y les guste, disfrútenlo y dejen comentarios, voten si les ha gustado (:

 ¡Nos leemos!

Fue el destino. × Boys love ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora