Dos mosqueteros no funcionan al igual que tres

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Tranquilos, no pienso beber más de una copa. Dejaré qué él se divierta un rato, seré la voz de la razón en esta ocasión. Además, quiero ver cómo se comporta borracho, mi cuerpo no tiene mucho aguante, a diferencia del de él, así que esto será divertido.

 Además, quiero ver cómo se comporta borracho, mi cuerpo no tiene mucho aguante, a diferencia del de él, así que esto será divertido

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Caminamos gozantes al bar más cercano. Eran apenas las 8:00 pm, estaba todo muy tranquilo, así que las cosas no se descontrolarían. Nos sentamos en una mesa apartada de resto, la cual por supuesto, fue escogida por Viktor. Nuestra mesa se encontraba en un oscuro y recóndito rincón lejísimos de las otras mesas, la privacidad estaba más que asegurada.

— ¿No crees que está muy oscuro aquí? — pregunté intentando enfocar a mi acompañante. Las intenciones del ruso estaban más que claras al escoger esta mesa.

— Por supuesto que no —soltó con un tono seductor, deslizándose con gracia en el asiento hasta dejar su semblante peligrosamente cerca. No sé si encantarme por su cercanía, pero sea lo que sea este sentimiento, me gusta y deseo más. Unas increíbles ganas de besarlo como en la mañana me invadieron.

— Eres muy travieso Viktor — susurré sonriendo.

— I know Yuuri — sentir su aliento en mi rostro es como si un gran fuego quemara mi interior. Acercó sus labios a los míos apenas rozándolos cuando una voz nos frenó.

— Buenas noches caballeros — interrumpió el mesero con una sonrisa. Sentí un piquete de vergüenza, pero al parecer Viktor no —¿Qué les puedo servir esta hermosa noche?

— ¡El trago más fuerte que tenga señor! — exclamó contentísimo — ¡Estamos celebrando!

—Yo quiero un Martini de manzana por favor — el mesero asintió sin borrar su pícara sonrisa girándose sobre sus pies y perdiéndose por algún sector del bar.

— ¿En que estábamos?, Yuuri~ — sobó mi mentón mordiéndose el labio inferior girando mi cara, tentándome aún más a dejar de hacerle caso a la razón, cosa que ya estaba casi extinta.

— No lo sé, tal vez debas recordármelo — me acerqué a su rostro desafiante detallando cada parte de este, quiero probarlo, aunque en el fondo sabía que sólo quiero provocarlo y alentarlo a hacerme suyo. Él sonrió maliciosamente, al ver que sí estoy dispuesto a dejarme seducir, antes de juntar esos sensuales labios con los míos, envolviéndome en su exquisita boca. No tardó mucho más antes de invadir mi cavidad bucal con la suya, abriendo sus labios sin mucha vergüenza.

Lo siento mucho más desesperado que otros días, cómo si se hubiese contenido por una larga vida, pero, aun así, un excitante ímpetu por parte de su lengua me decía que no era todo lo que tenía para ofrecerme, sus manos se sentían dudosas, preguntándose si debían o no juguetear con mi cuerpo, esperando la luz verde para introducirse en mi camisa y consecuente en mí.

— No te contengas Vitya, lo quiero todo —gimoteé mientras ambos tomábamos aire, sentir su aliento en mi rostro era delicioso, sentir su desesperación por mí me hacía sentir cómo un rey.

Cambio de CuerpoWhere stories live. Discover now