Perros callejeros

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Había un pequeño perrito callejero que no se dejaba acariciar por nadie en el sector y quién se le acercará saldría lastimado, sólo y abandonado robaba comida de cada casa que estaba en su sector, era el terror de todos los perros en las calles, su hogar estaba en el cementerio, entre las tumbas tenía una guarida donde se refugiaba del cruel frío y las lluvias.

Un día entró a una humilde casa, lugar que había sido abandono abandonado por sus anteriores dueños hace unos seis años, pero, ahora tenía nuevos propietarios quienes traían consigo a un pequeño perrito cómo él.

Como era un nuevo perro en el sector había que enseñarle quien mandaba.

Salto la pared y entró al patio trasero encontrándose con el otro cachorro.

-Hola -saludo el perrito de ojos verdes- Soy Izuku, ¿Cómo te llamas?
-¡Katsuki!-Ladro enojado marcando terreno contra el otro animal-
-¿Por qué estás enojado?
-Tengo hambre y vengo por tu comida.
-Puedes comerla si quieres.
-¿No vas a pelear por ella?
-No tengo hambre, puedo compartirla.

Bakugou miró sorprendido pues nunca le habían obsequiado nada, los otros perros se negaban normalmente y eso provocaba fuertes riñas, riñas que él siempre ganaba aún a su corta edad. Comió todo lo que contenía el plato, Izuku le seguía mirando, sorprendido por la persistencia de aquella mirada pregunto.

-¿Qué observas?
-A ti... eres increíble.
-¿Increíble?
-Si, puedes vivir solo en las calles, yo no podría si mi amo no me hubiera adoptado jamás hubiera logrado estar aquí, tal vez nisiquiera estaría vivo.

Bakugou odiaba a los perros de casas, presos de su libertad tenían que obedecer las órdenes de sus amos y hacer el ridículo para ellos.

-Pues sí, no podrías vivir en las calles como yo, eres un perro domesticado yo no.
-Si.
-¿Porqué sonríes? ¿No es triste tu falta de libertad?
-Si, pero tengo una familia que me ama y comida todos los días.
-¿Estás diciendo que yo no tengo esas cosas?
-No, no es eso lo q-
-¡Cállate! ¡Solo eres un domesticado!

Bakugou frustrado salió de la pequeña casa, agitado volvió a las calles, camino por largos senderos pensando en su soledad, Izuku había tocado su herida más profunda.

Pasaron los días en el cementerio y en su propio terreno, tres perros ladraban como si estuvieran en su hogar, Katsuki enfurecido salió a golpearlos.

-¡Váyanse de aquí hijos de perra! ¡Están molestando en mi terreno!

Al cabo de terminar la frase se abalanzó encima de uno de ellos con tanta violencia que los canes aún siendo más grandes que él corrieron despavoridos.

Giro para ver a quien ladraban y se volvió a encontrar con esos enormes ojos verdes.

-¡Kacchan! ¡Me salvaste! -Dijo Izuku saltando alrededor del rubio.
-¿Kacchan?
-Es un bonito nombre ¿Puedo llamarte así?
-¡No! -ladro fuerte.
-¡Pero es muy tierno! -ladro con un tono más bajo el otro.
-¡Es tonto!
-¡Es tierno!
- ¡Agh! Me da igual, tú.. serás... ¡Deku! entonces.
-¡Bueno! -Dijo alegremente sorprendiendo al otro por su fácil aceptación
-¿Juguemos?
-¡No!
-¿Tienes hambre?
-¡No!
-Eres muy bonito -Dijo timidamente-
-¿Bonito?
-¡Si! ¡¿Juguemos?! -volvió a preguntar insistentemente.

Bakugou a regañadientes acepto jugar, alegremente se les pasaron las horas mientras uno perseguía al otro en el parque y sin darse cuenta se había hecho muy tarde, ya cansados Izuku comenzó a buscar a sus amos.

-Yo creo que ya es hora de irme, mis dueños se enojaran.
-¿Ellos te trajeron aquí?
-Si, en la mañana, la casa es lujosa pero es pequeña y no hay mucho espacio para mí, así que salimos a pasear en auto.
-Ya veo.

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