Londres - Alfred

51 3 0
                                    

¿Te acuerdas? Cuándo éramos desconocidos. Cuando ni tú ni yo sabíamos nuestros nombres, o quizá si pero sólo los de Instagram y por pura casualidad. Te acuerdas todas las veces que hemos podido pasar por calles contiguas y ni nos paramos a observar nuestras caras pero un día pasamos de Torrejón a Londres. Pasamos de un lugar que no se sabe si auto denominar pueblo o ciudad a una verdadera ciudad. 

Me acuerdo de cómo fue la primera mirada, de cómo fue la primera sonrisa, me acuerdo de todos los instantes que hicieron que pasases de ser alguien más del montón a...TÚ. Supongo que nadie te dice. No nos besamos en el puente de Londres, no fuimos a la noria esa de Londres ni tampoco hicimos la foto famosa a lo "Beatles". Ni siquiera nos besamos.

Tú tan pendiente de todo lo que tenías alrededor, estabas entre Torrejón de Árdoz y Londres. Tenías tanto miedo de mudarte, tanto miedo de dar un paso en falso, tenías miedo de enamorarte, tenías miedo de que lo correcto fuese el error más grave de tu vida y tenías miedo de que te pisaran el corazón y no volvieras a tenerlo. 

Yo, bueno, yo siempre acostumbrada a estar en pueblos escondida en el mismo rincón. Que coño, no sabía que se podía sentir sin querer pero siempre lo he hecho. Yo tan acostumbrada a querer a quien no debo, a querer de más y a llorar por no poder dar un botón a mis sentimientos. Yo quería irme a cualquier isla desierta para no enamorarme de nadie más. Pero a pesar de todo, estaba dispuesta a cruzar cualquier puente de Londres.

Y pasó el tiempo y un día ya fue demasiado tarde, por qué los vuelos se van. Sí, coño. Llegamos tarde y se fue. Y no es cuestión de coger un tren o de ir andando, por qué hay veces que o das el paso o acabas en otra ciudad con otra persona. Ahí me di cuenta de que nunca fue el momento de correcto, que nos encerramos en el miedo y el te quiero se encerró para siempre sabiendo que nunca saldrá. 

Londres no es lo mismo, un día decidí ir y no había el mismo brillo de siempre. Qué va. Por qué todo me recordaba a lo que quería y nunca pude tener. Y lloraba, mi corazón lloraba por qué de qué vale pasar años descifrando lo que sientes para que luego no conseguir la solución que permita acercarnos. Nos alejamos por qué creímos que alejarnos era lo mejor pero qué narices. La felicidad estaba a unos pocos pasos como Londres. Londres todavía nos espera, un hotel de mala muerte nos espera pues no somos ricos de dinero pero de amor si éramos. 

El amor no siempre sale bien. Y ahora voy caminando por Torrejón de Árdoz y también me suena a descafeinado. Por qué aunque Londres se hubiese ido siempre tuve la fe en que podríamos construir una historia en Torrejón, que convertiríamos este lugar en una mierda bonita. En nuestra mierda bonita. En nuestro patrimonio. Y te veo de lejos, con alguien que no quieres, con alguien al que no miras como yo, ni buscas como yo y de repente veo la cobardía personificada y yo sola, aquí destruyendo recuerdos impresos en un papel.

Alfred me recordó lo bonito que es construir ciudades con personas y hoy me recuerdo a mí mismo lo bonito que es construirlas a tiempo. 

Cuando cierres el paracaídasWhere stories live. Discover now