Capítulo 2

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Eran las 08:00 hrs. de aquel día domingo cuando ambas puertas continuas se abrieron al mismo tiempo. Los dos chicos que salieron de sus respectivas habitaciones, se sorprendieron un poco al ver al contrario.

-Bu… buenos días, Bakugo- saludó nervioso el pelirojo mientras cerraba la puerta. Vestía ropa casual, pero se notaba el esfuerzo en escogerla -Justo iba a ir a despertarte, pero veo que no es necesario- le sonrió.

El rubio ceniza, que también vestía ropa casual, pero que lo hacía lucir muy varonil, lo observó con detenimientos unos segundos. Las bolsas bajo los ojos igual de rojos que los suyos, su rostro un poco pálido y aquella sonrisa que se notaba falsa, le mostraban que seguramente no durmió esa noche.

Al no recibir respuesta a su saludo ni alguna otra palabra, decidió seguir hablando -Te iba a buscar para que fuéramos a desayunar. Kaminari dijo que hoy hay especial de…-

-Saldremos- el de kosei de dureza, se asombró ante la interrupción -Ve por tu billetera, celular y alguna chaqueta porque no volveremos hasta la noche-

 -¿Do… donde iremos?- preguntó un poco asustado, pero solo recibió un "que te importa, solo obedece" entre gruñidos de parte del de kosei explosivo mientras volvía a su habitación para sacar una chaqueta verde y después cerrar la puerta. Los fieros ojos lo observaron como diciéndole que se apure, así que el pelirojo volvió a entrar a su cuarto para buscar una chaqueta negra y salir.

 
___

 
Al salir de la academia, fueron hasta la parada de autobús más cercana para esperar alguno que los llevara al centro de la ciudad. En todo el camino no pronunciaron alguna palabra.

El silencio era incomodo para el pelirojo. Era normal que el rubio cenizo no quisiera conversar, por eso él siempre era quien comenzaba alguna platica y el otro simplemente lo seguía con su opinión o alguna grosería, pero en ese momento no sabía que decir.

La verdad era que estaba arrepentido de la propuesta que le hizo el día anterior.

Cuando entró a su cuarto después de toda la discusión con el de kosei explosivo, se dio cuenta de lo tonto que fue. Estaba obligando a su amigo a fingir ser su novio sabiendo que detestaba la idea. Debía resignarse a que no era correspondido ahora ni nunca, pero en vez de desistir y dar todo por terminado con dignidad, esa estúpida idea salio de su boca.

Y que el otro la aceptara lo hacía sentir aun peor.

Salió de sus pensamientos cuando el rubio ceniza lo tomó de la muñeca para tirarlo y hacerlo levantar de su asiento. Bajaron del bus y comenzaron un recorrido por el centro.

Entre los edificios y las tiendas, entraron a un sencillo restaurante de comida japonesa donde disfrutaron de un típico desayuno. Arroz, pescado, sopa miso, tamagoyaki, fueron los ingredientes principales.

En algún momento, y tal vez fue por alabar el sabor de algún ingrediente, empezaron una amena conversación. Las risas y bromas no se hicieron esperar, haciendo reír con las reacciones del de kosei explosivo, al dueño del lugar quien le regalo un platillo de sashimi de salmón a cada uno porque le agradaron.

Después de aquel buen rato, el rubio ceniza pagó lo de ambos ante el asombro del pelirojo. Se retiraron agradeciendo la comida y prometiendo volver otro día. La incomodidad del principio quedó en el olvido y la charla entre ellos era la misma de siempre. El de kosei de dureza se sintió aliviado. No sabía que hacían los novios en la realidad, pero si podían pasar el rato así, no era muy diferente de lo que hacen los amigos. Incluso se le ocurrió la idea de llamar al chico de kosei eléctrico y al de kosei de cintas.

-¿Que haremos ahora?- preguntó sacando el celular del bolsillo de su chaqueta -Podríamos llamar a Sero y a Kaminari para que vayamos al cine-

-¿Y por qué demonios los llamarías?- le quitó el celular y lo guardó junto al suyo, en el bolsillo de su chaqueta -No seas idiota. Además ahora iremos al centro comercial- comenzó a caminar con ambas manos en los bolsillos.

¿Cuantas horas tiene una vida?Where stories live. Discover now