Novio por un día (Jily)

Parte III

La mañana siguiente, los padres de James se sorprendieron al encontrarse con él desde temprano en el comedor. Normalmente hubiese estado durmiendo por lo menos durante unos minutos más. En aquel momento, por el contrario, había preparado el desayuno para todos e incluso había procurado despertar a Sirius media hora antes para asegurarse que ya se habría levantado para aquella hora.

Saludó a sus padres con normalidad, pretendiendo ignorar el paquete que descansaba junto a él.

"¿Resultó?", preguntó Sirius entusiasmado mientras bajaba las escaleras y se encaminaba a unírseles. Aún trataba de despertarse por lo que se fregaba los ojos.

"¿Qué es eso?", preguntó su padre, señalando la caja.

James lo miró en silencio con una enorne sonrisa de suficiencia clavada en su rostro, incapaz de ocultarla un segundo más. Al quitarle la tapa al paquete, de su interior se elevó una réplica de su escoba de unos doce centímetros, acompañada de seis estrellas pequeñas que se posicionaron tras ella. James le solicitó a su madre que apagara las luces y al instante, todos los elementos brillaron en la oscuridad.

"Switch", dijo el muchacho y la escoba respondió volando a toda velocidad por la sala, seguida de las estrellas que daban la ilusión de que salían de la cola de la misma.

La sorpresa se hizo visible en el rostro de cada uno de los presentes. Sirius se sentó junto a su amigo y le regaló una sonrisa orgullosa. Se merecía unas palmadas en la espalda. Había hecho un buen trabajo.

Una nota junto a la caja llamó su atención. Identificó la letra de Lily al intante.

"Pensaba dártelo para tu cumpleaños pero luego de ver las manos verdes de Petunia, sabía que este era el momento adecuado. Fuiste el mejor novio que tuve. Gracias por la ayuda.

Lily"

"¿Quién es el mejor novio que ella tuvo?", exclamó Sirius abrazándolo con fuerza. "¡Mi mejor amigo! Sí. Sí."

James río, increíblemente contento. Las cosas con Lily resultaron mejor de lo que hubiese esperado. Ellos eran cada vez más cercanos, habían pasado un buen rato y había podido demostrar levemente sus sentimientos aunque resultase para una actuación. Se incorporó para apagar la luz y la escoba detuvo instantáneamente su velocidad. Comenzó a planear hasta deternerse frente a él. Las estrellas descansaron tras ella, dejando los últimos restos de su brillo.

Sonrió contento para sí mismo. Ellos sí lucían bien juntos. Fue bueno por dejar salir parte de sus sentimientos aunque fuese por sólo un momento.