Capitulo siete

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Kyle

Cuando era pequeño, lo único que me hacía feliz era ver esos dibujos tan divertidos que hacían en la tele mientras mi madre y mi padre discutían.

Mi madre una mujer demasiado esbelta, siempre quería aparentar lo que no era, quería hacer ver a los demás que nuestra familia era una familia unida y feliz, pero por suerte o desgracia eso no era así.

Mi padre un gran abogado empezó a llegar cada vez más tarde a casa, siempre le ponía excusas a mi madre y cuando mi madre se dió cuenta de lo que estaba pasando decidió hablar con mi padre, pero parece ser que hablar no era lo suyo, pues siempre acababan a gritos en la habitación de arriba pensando que yo no los escuchaba, pero que equivocados estaban, yo los escuchaba cada noche cuando el llegaba a casa, escuchaba los portazos, los gritos y los llantos de mi madre.

La cosa empezó a ponerse tensa en casa, mi padre no comía ni cenaba con nosotros, siempre decía que estaba en la oficina y cuando llegaba a casa a las tantas de la noche iba tan borracho que ni se mantenía en pie.

Mi madre cada día estaba más demacrada, estaba triste, ya no sonreía como antes, incluso creo que dormía más bien poco, ya que unas oscuras y grandes bolsas cada vez estaban más presentes en su rostro.

Así fue como pasaban los días, mi padre nunca por casa y mi madre siempre llorando por los rincones. Poco a poco fueron apartándome de su vida, era como si nunca hubieran tenido un hijo, como si yo no estuviera ahí.

Mi padre se fue de casa, decidió que las cosas no podían seguir así, y ahí fue cuando mi madre calló en un agujero negro y tan profundo de depresión que aún no ha podido salir de él. Ella está físicamente -aunque la tristeza la va consumiendo poco a poco- pero mentalmente ya no está conmigo, ni con nadie.

Se pasa las horas en la cama, antes de entrar en la universidad yo era quien cuidaba de ella, quien le subía la comida, la cena, pasaba horas muertas a su lado para que supiera que yo siempre estaría ahi; pero, ahora que estoy en la universidad me da miedo que nadie sepa tratarla con la paciencia y delicadeza con la que la trataba yo.

-Tierra llamando a Kyle-una graciosa voz y una mano por delante de mí cara hacen que vuelva a la realidad.

Cuando vuelvo a la realidad y vuelvo a enfocar mi vista, tengo la cara de Mery tan cerca que involuntariamente me hecho hacia atrás muy rápido.

-Este es tu regalo, tu eres mi amigo invisible-la pelirroja me tiende una caja envuelta con papel de regalo azul.

Hace unas semanas, cuando supimos que íbamos a venir aquí a pasar la Navidad pensamos que deberíamos regalarnos algo, aunque fuera un detalle, para no pasar la noche de nochebuena sin regalos.

La verdad que a mí todo este tema de regalos y gilipolleces me da un poco igual, pero claro, tampoco quería ser el Kyle aguafiestas y quitarles la ilusión a las chicas, sobretodo a Kaley, que estaba tan emocionada con la idea que parecía una niña pequeña.

Cojo el regalo que Mery me tiende y lo abro mientras siete pares de ojos -cada par de diferente color- observan mi reacción.

Desenvolviendo el regalo pienso en los regalos que nunca tuve por Navidad ni por mi cumpleaños, y creo que eso es lo que hace que los odie a más no poder.

Abro la caja y unas zapatillas kelme de color blanco se muestran ante mi, y vaya, están muy guays.

-Gracias-le murmuro a Mery.

Parece que mi reacción les ha gustado, pues al instante Ruth coge un regalo y se lo da a Calee quien lo abre tan rápido que con solo pestañear te lo puedes perder.

Polos Opuestos.Onde histórias criam vida. Descubra agora