Oda a la contradicción

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La respiración ya era dificultosa. Mis labios secos estaban pegados y dolorosos. Más mis ojos llorosos como veleidosos.

Mi cansancio se hacía aparatoso, pues mi mente era la que lo producía.

¿Puede ser más lacerante que mi cuerpo físico y atarantado?

Sí. El pesar mental es más severo que mi entidad.

¿Tanto menoscabo es lo que siento que debo hacerlo florecer para alivianar mi ego?

Eso es lo que hago. Amo tanto que odio. Sufro tanto que me atormento.

Abogo a la tolerancia, pero aborrezco a quien me contradiga.

Amo tanto la figura divina, pero odio muchas veces a su creación.

¿Por qué he de vivir así?

¿Qué sucede con mi alma?

La incertidumbre es que muchos me apoyan.

No sé si para caer bien o porque temen mi desdén.

Cuando yo solo deseo

liberar mi ajetreo.

Mañana será otro día,

de fiereza y revés,

otra latente oportunidad

que dependerá de mi odiar,

o cambiar de una vez.

𝐏𝐨𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐝𝐞𝐧𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐥𝐦𝐚Where stories live. Discover now