Capítulo 1.

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                                                                                                                              Reino Unido, Londres.

Corría el año 1934, el invierno golpeaba las puertas de la Gran Capital. Una fuerte lluvia se avecinaba aquel 13 de Octubre, las personas corrían por las calles buscando un lugar donde resguardarse de las pequeñas gotas que llamaban a una gran tormenta. 

El Príncipe Harry se dispone a tomar su té de todas las tardes, con la paz y la armonía de la que tanto hace gala. Sus padres y su hermano se encontraban en reuniones importantes de las que él no estaba para nada interesado. 

Y fue por ese hecho de que había tenido una pequeña discusión con El rey Jorge, o mas bien, su padre antes de que la Familia Real (Por supuesto, sin él) haya partido a la celebración. 

Harry, a pesar de ser Príncipe y futuro sucesor a La Corona, no se encontraba para nada emocionado de obtener estos derechos. A él no le interesaban las cenas reales, los deberes de su Familia ni tampoco gobernar un país. A Harry le gustaba leer, gastaba horas y horas de su día instruyéndose en la lectura, aprendiendo cada palabra de los libros que agasajaban su gran biblioteca. ¿Y por qué no? También le gustaba escribir. Adoraba crear sus propias obras, ser dueño de sus historias, crear nuevos ámbitos y personalidades. 

Harry no estaba hecho para gobernar, ni mucho menos. De solo pensar en un día acceder al puesto de su padre, ser Rey de Inglaterra y todas las Naciones que conformaban el Reino Unido, lo aterraba de sobremanera y le daban ganas de echar a correr para jamás regresar. 

El ruido de un trueno lo distrae de sus pensamientos. Se acerca a la ventana y solo puede ver  hacia el gran jardín de El Palacio de Buckingham siendo acechado por las grandes gotas de la lluvia que caía sobre Londres. 

La sala principal se llena de murmullos, provenientes de una conversación que se acerca, y sabe que su familia está allí. Su padre, el Rey Jorge, es ayudado por una de las sirvientas de la casa a despojarse de su abrigo, mientras que su madre, la Reina María, se dirige a uno de los sillones. En seguida uno de los sirvientes le lleva una taza de té y hace una reverencia conforme se dispone a retirarse de la sala. 

Su hermano Eduardo no está. 

- Me imagino que ya estás duchado y cambiado, ¿No es así Harry? - Pregunta su madre, mientras toma un sorbo de su té. Harry se mira a sí mismo, lleva unos lustrados mocasines negros a juego con su pantalón de gabardina y su saco, también negros. 

- Por supuesto que me duché, pero no entiendo el por qué de cambiarme, Madre - Responde Harry no del todo convencido, ¿Es que acaso tenían un evento esa noche del cual él no recordaba?. 

Su padre suspira cansado, la misma rutina cada vez que Harry era obligado a ir a un evento social. 

- Tenemos la Cena de Anunciamiento de tu primo Liam, quien contraerá matrimonio con esa adorable muchachita, ¿Cómo es que se llama? - Preguntando su madre al vacío de la sala.

- Teresa - Responde su padre.

- Oh si, la tan hermosa y delicada Teresa, sin duda es una joven muy inteligente. 

Sus padres platican un rato mas, mientras él escucha en silencio, siempre atento pero nunca aportando ningún dato. Al cabo de una hora, sus padres se retiran a su recámara para cambiarse de ropa. 

Harry opta por sí solo por un pantalón negro de vestir, junto a una camisa blanca y una corbata negra, por supuesto con el prendedor de La Familia Real en ella. Se viste solo, pues su familia solo posee un solo mayordomo que le sirve principalmente a El Rey y con quien apenas cruza palabras. 

Illicit Crown (l.s)Where stories live. Discover now