El ángel

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OLIVIA LO LLEVÓ ESCALERAS ARRIBA, a la que siempre ha sido la habitación de Shelley en el ático. Todo esta vacio a excepción de una cuna allí.

Roman no entendía el por qué lo trajo a ese lugar hasta que escucha el llanto de un bebé.

-El bebé -Dijo con bastante obviedad mirando a su madre-¿Ella está viva?

-Sí -Respondio incitándolo con impaciencia a acercarse a la niña -Y está esperando conocer a su padre.

Roman la mira confundido ante esa declaración.

-¿Yo? No soy ... yo no ...-Niega de todas las maberas posibles

-Recuerda ...-Susurró Olivia, agarrando la cara de su apresiado hijo mayor con delicadeza en sus manos mientras lo miraba a los ojos.

Ella dio media vuelta, retrocedió y miró hacia la cuna negra que tenía a la hija recién nacida de su hijo y sobrina.

Roman miro hacia la esquina débilmente iluminada. Vio la cuna rodeada de velas negras.

Se ubico frente a un espejo para obligarse a recordar que diablos le hizo a Letha.

Al momento de ver sus ojos fijamente, todos los recuerdos volvieron a fluir, todo lo que su madre lo había obligado a olvidar. Todo el horror que le hizo pasar a su querida Letha.

Recordó cuando se dirigió a la casa de su prima, la hermosa casa estilo antigua, tenia pocas luces que prendidas. Sabía que provenían de la ventana del dormitorio de Letha.

Noto el automóvil ausente de la entrada, por lo que sabía que ninguno de los padres de Letha se encontraba. Se dirigió hacia la puerta, golpeando tres veces y luego dio un paso atrás para esperar. Sacó su paquete de cigarrillos del bolsillo trasero y el encendedor.

Oyó que se abría la puerta antes de verla. Echando un vistazo cuando la luz del interior de la casa golpeó su piel.

-Roman, ¿Que haces aquí tan tarde? -Preguntó Letha, dándole una cálida sonrisa típico de ella.

Era media noche. No era un horario normal para una visita.

Roman simplemente negó con la cabeza y caminó hacia el interior, mirando a su alrededor. Se sentía aturdido, desorientado, ara nada lucido.

-Roman, ¿Paso algo? -Pregunto la rubia mientras cerraba la puerta.

El negó con la cabeza y miró a Letha aturdido. No fue capaz de verla cien por ciento claro. La veía como posiblemente alguien con problemas a la vista vería a alguien sin sus anteojos.

Ella dijo algo que no entendió. El solo miro el pequeño pantalon de dormir de Letha. Eran blancos y de seda. Sintió que se le apretaban los pantalones al verla de ese modo.

Desde esa conversación nebulosa que había tenido con su madre, había empezado a ver a Letha de una nueva manera, la vieja imagen de que ella era su primita, había desaparecido. Esa sensación de ser un gran hermano protector había sido desechada. Se había convertido en un nuevo tipo de deseo protector, el deseo de poseer.

Letha se giró y miró a Roman frunciendo el ceño.

-¿Qué pasa? ¿Debería llamar a papá? -Pregunto mirando las pupilas dilatadas de su primo quien no se veía bien. Se veía entristecido.

Skarsgård One Shot's (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora