Capítulo 14. Empieza el fin de semana. 4ª Parte. Repoker De Damas - Continuación

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Advertencia: Este capitulo es el más caliente de los cuatro que comparten la serie publicada a la vez, puede contener escenas subidas de tono o no aptas.


Dama de Corazones. Irene 

Visto lo ocurrido, Irene quiere darse tiempo pero sobre todo espacio, así que se dirige hasta el centro de la pista para ponerse a bailar, «aun no sé como me he contenido» piensa, «pero tal vez no era el momento de comportarse como una estúpida, delante de todas las arpías babeando por él».

«Aunque peor ha sido el último comentario, el de juguete sexual, bufff, aun lo pienso y me dan ganas de estrangularla», sigue pensando en el momento que empieza a sonar una de sus canciones preferidas, por lo que tras borrar su mente dejándola en blanco, se pone a bailar, su cuerpo se mueve de tal forma que muchos hombres se fijan en ella, se siente deseada por todo aquel que le rodea y aunque sea una forma estúpida de vengarse del momento se siente liberada, es sabedora de que la observan, de lo que piensan, «recorrer aquel cuerpo con sus manos para bailar pegados a ella, al tiempo que la pista se derrite por la pasión».

«Si no me eliges a mí, entonces buscare a otro» se dice a si misma con tal convicción que cuando abre los ojos, frente a ella se encuentra Agustín, en la distancia, mirándola fijamente.

El baile sube de tono levantando las pasiones no solo de hombres, pronto se ve rodeada de mujeres que también saben del calor que su cuerpo desprende, y como una tea encendida todos se aproximan aunque puedan quemarse. Cierra los ojos mientras gira recordando su figura allí plantada, mirándola, antes de que pueda sentir unas manos que en primera instancia la sobresaltan, tiene miedo por si no es él, así que mantiene los ojos cerrados a la espera de una señal que le indique quien es, bailando aun con mayor intensidad.

«Quien eres y a que esperas para revelarte» se dice a si misma antes de sentir una respiración entrecortada cerca de su oreja, preludio de lo que vendría a continuación. Aquella persona esta en silencio, acompasando sus movimientos mientras se clava en su espalda, «es un chico de eso está claro, pero si no eres tú Agustín?», como poder saberlo sin caer en el ridículo, a fin de cuentas es conocedora de que la situación se la ha buscado ella, y aunque pueda perfectamente negarse a seguir bailando con él aun no se ha sobrepasado en exceso, así que se deja hacer.

—Eres la miel más dulce que uno pueda encontrar— le dicen al oído antes de sentir un ligero mordisco en el lóbulo, al que después acompaña con un dulce beso en el cuello. Irene levanta sus brazos hacia la nuca para abrazar a su hombre, Agustín, que en estos momentos aun se aproxima más a ella, sintiendo como todo su cuerpo la rodea, mientras su mano derecha plantada en la cintura la mueve con intención de marcar el ritmo tan sensual en el que se ha convertido el baile.

—Me hubieras elegido a mi?— le pregunta antes de darse cuenta del error cometido, puesto que si dice que si, es porque en cierto modo ella le ha presionado, pero si dice que no, será por fidelidad a sus ideas «y entonces que», se pregunta, porque ...

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—Me hubieras elegido a mi?— le pregunta antes de darse cuenta del error cometido, puesto que si dice que si, es porque en cierto modo ella le ha presionado, pero si dice que no, será por fidelidad a sus ideas «y entonces que», se pregunta, porque no sería capaz de mirarle a la cara, y como si le hubiera leído la cabeza, Agustín responde.

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