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Para Mietys cada día era lo mismo, gracias a los favores que había hecho a unos guardias, siempre tenía información de sus siguientes oponentes, además, el haber ganado tantos combates le dio privilegios, un cuarto con cama, ventanas tapadas por cortinas , muchos más lujos de los que podía imaginar en su vida de esclavo. Pasaba sus días en medio de la oscuridad, sentado en su cama, de vez en cuando se movía, más que nada para mantenerse en forma y comer. Dentro del coliseo nunca le había tocado un rival que le causara muchos problemas, los combates no solían durar mucho más allá de 15 minutos, cosa que molestaba a los dueños, ya que la gente venía a ver como los gladiadores sufrían en cada combate, pero cuando entraba Mietys era distinto, las apuestas se cerraban, muchos incluso le abucheaban al entrar, la gente no gritaba ni se emocionaba, incluso habían quienes aprovechaban esos minutos para ir al baño o estirar las piernas, ya que cuando entraba Mietys era obvio quien ganaría.

El sol salía de nuevo, se lograba colar un poco por la cortina a pesar de estar cerrada, un guardia golpeaba la puerta con fuerza solo para entrar sin más, le dejaba a Mietys la comida en el escritorio, y se marchaba dando un portazo, este guardia era el mismo del desayuno de todas las mañanas, era muy conocido por lo cruel que podía llegar a ser, incluso se rumoreaba que una vez orino encima de la comida de una chica que se rehusaba a besarle, pero como era común, con Mietys era distinto, y lo fue desde el primer día.

-Eh, escoria- le llamo el guardia al entrar en la habitación- con que tú eres el nuevo sin pelaje..., déjame que te enseñe cómo funcionan las cosas aquí chico, si quieres comer, será toda mierda delante, entendido?!-

Mietys estaba solo usando pantalones ese día, ya que aún no se acostumbraba al calor del desierto, estaba algo mareado por el viaje, pero escucho que alguien le hablaba así que le miro, pero no le respondió.

-Qué? Acaso te crees alguien duro?-dijo el guardia con tono altivo- te aclarare esto de inmediato, que tu cuerpo se empiece a mover bien por la mañana depende de mi estado de ánimo contigo, así que no se te ocurra sublevarte conmigo!!, nunca has valido nada, y aquí tampoco lo valdrás-

El estómago de Mietys gruño

-Oh? Tienes hambre?- pregunto con ironía- pues aquí tengo tu desayuno.

Dicho esto metió su mano en la parte trasera de su pantalón, solo para sacar una presa de pollo maloliente, y no porque estuviera en mal estado precisamente.

-Más te vale comer, bazofia, sino, yo mismo hare que te lo tragues- dijo amenazante

Mietys miro con desprecio aquel pedazo de pollo, luego voltio la cabeza en otra dirección

-que mierda te crees maldi.....- intento decir el guardia, intentando golpear a Mietys

Pero él fue mucho más rápido, el estiro su pierna derecha y dio un giro, asestando un golpe en ambas piernas del guardia, haciendo que este cayera al suelo, luego aprovecho el giro que había dado para recoger la recoger la presa de pollo, luego se abalanzó sobre el guardia y le metió el pollo en la boca.

-Cuando entre a este lugar me dijeron que la fuerza lo es todo, y que si yo era más fuerte que un guardia tenía derecho a ejercer sobre el- dijo Mietys, mirando a los ojos al guardia mientras este se atoraba con aquella presa que sabía peor de lo que olía- Por lo que de ahora en adelante me traerás comida decente, y no me volverás a dirigir la palabra, si no lo haces me asegurare de que vuelvas a probar este sabor directamente de donde viene, nos entendemos?-

Desde ese día el guardia no ha vuelto a hablarle, y le lleva comida en bandeja

...

En efecto, aquellos del coliseo sabían muy bien que lo que regía era la ley del más fuerte, e inclusive, un gladiador podía ganar su libertad si lograba ganarle al campeón del coliseo, pero para retarle uno tiene que tener una racha de 250 victorias, o arriesgarte y asumir que si pierdes, a pesar de sobrevivir, serás ejecutado

...

Al final del día Mietys seguía con su misma rutina, había ganado otro combate, por lo que rayaba el muro donde llevaba cuenta de sus victorias seguidas

-247- conto Mietys

Luego hizo unos estiramientos para que no le dolieran los músculos, y se fue a dormir.

Relatos de Kurai - "El despertar del perdido"حيث تعيش القصص. اكتشف الآن