Me encuentro aquí dormida, pérdida, sangrando sentimientos ahogados por la angustia. Te cuento que tengo frío, mucho frío, solo del hecho de pensar que puedo perderte. La incertidumbre sobre nosotros y el tremendo temor a que nuestra historia se vuelva cenizas me consume.
Te quiero tanto que duele.
Duele, eso de encontrar a la persona y que no sea el momento, pero soy incapaz de dejarlo estar, de dejarle atrás, me duele demasiado para pasar página. Y mis sentimientos afloran y solo quiero gritar, llorar... Soltar toda la rabia, toda la impotencia por no poder hacer absolutamente nada.
Todo se cae y todo está por comenzar. ¿Es normal no querer salir de mi propio infierno por culpa de un nuevo demonio?
