Un día me armé de valor,
Y le escribí a la chica con la que estabas.
Me detestabas, claro está.
Me desahogué con ella, ya que teníamos algo en común.
Tu jodida presencia.
No la conocía mucho, ni ella a mi,
Pero hablamos como amigas de la infancia,
Y yo, inocente,
No sabiendo que todo te lo comunicaba a ti.