Capítulo once

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Capítulo once.

       ¿Alguna vez has sentido ese raro cosquilleo en el estómago cuando estás feliz? Y no hablo de las mariposas que aletean allí dentro cuando estamos enamorados o de los nudos cuando estamos nerviosos. No, ese extraño cosquilleo cuando estás por demás feliz, y necesitas reír en voz alta, saltas, gritar, hacer ruidos extraños, solo para poder sacarlo de alguna forma. Es una de las cosas que más me gusta sentir, porque solo expresa algo: felicidad.

        Aunque, nunca se puede completamente feliz, ¿Verdad? Por lo menos en mi vida, siempre yo soy feliz, hay algo molestando en mi cabeza, haciéndome saber que aún no lo soy... hay algo que me falta cumplir para poder ser feliz sin inconvenientes. Y eso que me falta, es mi mamá.

        Luego de que discutiera con ella, ambas nos comenzamos a ignorar. Papá obviamente supo que algo pasaba, además de que ni siquiera cruzábamos mirada, estoy seguro que hizo que mamá soltara la lengua. Cuando ella abría la boca para dirigirme la palabra, yo me retiraba de donde fuera que estemos.

        Es por eso, que unas semanas después, mamá decidió dejar la revista a disposición de mis tías Lucie y Kristy, y ella salió de Inglaterra. Supuestamente, viajó allí con la excusa de que es algún tema relacionado con Chick!, pero yo sé que es porque no soporta nuestra relación en el momento. Admito que me siento ligeramente culpable, pero, asimismo, sé que ambas debemos tomarnos este tiempo para pensar.

        Eso, por supuesto, fue interrumpido. Estoy en el departamento de Derek, ya que era viernes y nos juntamos todos allí para pasar el rato, y como estaba demasiado cansada para poder conducir, me quedé con él. Mi espalda está contra su pecho, acurrucada contra él mientras me abraza con uno de sus brazos. El hecho de que mi celular comienza a sonar con Don't stop de music de Rihanna, solo me trae más cansancio, ¿Querrá Addie contarme sobre sus antojos? Ni modo.

        Estiro mi mano con los ojos cerrados y tanteo con mi mano en la mesa de luz buscando el celular a ciegas. Cuando veo la hora, realmente me quiero matar. En serio estoy cansada, solo quiero dormir hasta que eso sea haya saciado. Con un suspiro de resignación, atiendo a mi prima.

        —¿Hola? —saludo con voz rasposa por la falta de uso.

        —¡Ven al hospital, ahora mismo! —ordena ella antes de dejar salir un grito de dolor.

        Mierda.

        El sueño deja de nublar mi mente y cuerpo al instante, me incorporo en la cama de un salto despertando a Derek en el proceso. Él gruñe y pone su gran mano en mi muslo.

        —¿Quién es? —pregunta con los ojos cerrados.

        —¿Está viniendo? —pregunto a mi prima antes de girar a mi novio y susurrar:—. Addie.

        —Sí —llora—, y está doliendo como una perra. Te necesito aquí, Lorelay. —gime con dolor.

        Saco los cobertores de un tirón y salgo de la cama de un salto, acercándome hacia mi ropa.

        —Estaré allí en unos minutos. ¿Cuánto tienes de dilatación? —cuestiono mientras me pongo mis jeans y escucho a Derek levantarse y entrar al baño.

        —Cinco. —lloriquea.

        Puedo escuchar la voz de Robbie del otro lado de la línea, tratando de tranquilizar a su novia. Sonrío ligeramente sin poder evitarlo; dentro de unas horas, serán una familia.

        —Sé que duele, Addie, pero piensa que al final, valdrá la pena, ¿Si? Dame diez minutos y estoy allí. —confirmo mientras me siento en la cama y calzo mis zapatillas blancas.

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