Capítulo 13

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Esρє¢ιαℓ  Sαи Vαℓєŋтίŋ  1/2 •.¸.•ღ•.¸

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Capítulo 13: Cachorrita I

—Buenos días —giro la mirada, vislumbrando como Tong llega por la puerta principal sonriéndome. Nunca supe por qué lo llaman así, pero siempre pensé que se parece más a un viejo oso. Grande y peludo, menos en su cabeza, claro, donde su pelada brilla contra los rayos del sol, posiblemente más que mi futuro. Tong pasa de los cincuenta años, casi de mi altura, retacón y macizo, la tinta negra de los tatuajes en su cuerpo se deja entre ver en el cuello de su camisa blanca, algo que se me hubiera hecho intimidante si no fuera porque cada vez que me sonreía recordaba cómo hacíamos castillitos de arena en la playa o como me trenzaba el pelo. El viejo camina con el delantal del trabajo en una mano y sus pies frenan en seco cuando me mira a la cara —¿Qué cojones, cachorrita?

Hago el sigo de amor y paz con mis dedos y cierro los ojos sonriendo, mientras termino de tragar mi nesquik. Aún ni siquiera me he curado, tengo un corte en la nariz que quema como el infierno, percibo como el viento frío penetra en la carne cortada al rojo vio, también hay algo de sangre que continúa saliendo en la esquina de mi boca y, si no había visto mal cuando me lavé la cara, un gran hematoma violáceo se extiende desde la esquina de mi ojo hasta llegar a la mitad de mi mejilla por el lateral de mi rostro. Como me había colocado hielo ni bien llegué, por suerte no tengo ninguna hinchazón. 

En resumidas cuentas, tengo la cara hecha mierda.

El restaurante no está abierto al público hoy, por suerte. Era mi único escondite antes de que el abuelo me viera y pegara el grito en el cielo. Estoy sobre un taburete, agitando los pies en el aire y comiendo sobre la barra. Tong se acerca frunciendo el seño, saludando a Yuan, que amasaba fuertemente del otro lado y se hizo un lugar junto a mí.

—¿Ves cuando planeas algo?—murmuro, mordiendo un pedazo de mi sándwich.

—Si.

—Bueno, salió todo lo contrario. —Yuan sonríe, hecha más harina a la masa y sus gruesos brazos continúan amasando. Ese viejo también estaba atestado de tatuajes. Era obvio que no eran normales, porque, mh, ¿cómo decirlo?, digamos que mi abuela cuando era joven vivió una buena vida, en una padilla, para ser más claros. Luego se cansó, formando una vida con mi abuelo y Yuan y Tong le ayudaron a abrir el restaurante, su relación era muy estrecha, a veces, pienso que ellos dos son como una extensión del cuerpo de ella, son su familia, se conocían desde la pandilla de moteros. Así como eran una extensión de mi abuela, también lo eran para mí, estos dos ancianos estuvieron en todos los momentos de mi vida.

Mi madre... bueno, es un tema aparte. Digamos que mi familia son mis abuelos y estos dos chinos.

—¿Qué hiciste ahora?—le hago mala cara cuando toma el otro sándwich de mi plato y le da un mordisco.

—Tú fuiste el que me dijo que encarara los problemas—aunque prácticamente, digamos que esta vez fui yo quién se lo buscó, ¡pero bueno!, al menos el niño cara de porcelana no había salido afectado. Tong frunce las cejas.

—¿Estaba sobrio cuando te lo dije?

—No, —hago una pausa—No sé.

—Probablemente no. —escucho la voz de Yuan desde atrás. Yuan es mucho más tranquilo, de esos hombres calculadores que les gusta pensar y se ven terriblemente sabios, como si hubieran pasado por mucho en sus vidas. Tong es más explosivo, como yo, dice lo que piensa sin remordimientos y suele dejarse llevar por la impulsividad. Me quedo viendo al grandote y varios recuerdos llegan a mi mente.

『 ɢ ᴀ ɴ ʙ ᴀ ʀ ᴜ  ||  jungkook 』Where stories live. Discover now