OT2017 au HOGWARTS, LA COPA DEL TRIUNFO.

Capítulo I: El cáliz

Por la noche había llovido. Los estudiantes se apretaban entre ellos para intentar evitar que la fría humedad que se colaba por los quicios de las ventanas y por debajo de las puertas se les metiera entre los huesos. Las pesadas túnicas de lana y las tenues llamas de las velas que flotaban por el salón poco podían hacer contra el aire lleno de rocío de las mañanas en las montañas. Cuando el último estudiante hubo ocupado su sitio, la directora se levantó. Ocupaba el centro de la mesa principal y llevaba el sombrero blanco ceremonial que reservaba para ocasiones especiales, los estudiantes la miraron inquietos y con el estómago vacío, deseando que diera fin a la larga espera protocolaria.

-Bienvenidos un día más, queridos. Cómo sabeis, la semana pasada finalizó el plazo para introducir vuestros nombres en el Cáliz. - Dijo, extendiendo la mano hacia la esquina de su izquierda, donde una gran copa dorada y brillante esperaba sobre una plataforma, sin llegar a mirarla. Tampoco lo hicieron los estudiantes, que habían podido contemplarla a todas horas y desde el inicio del curso en el patio principal. - Hoy ha llegado el día de saber quiénes serán los aspirantes.

Con un leve gesto, indicó a dos elfos domésticos que esperaban junto a la copa que la arrastrasen hacia el centro de la sala, y ella bajó de la plataforma de la mesa de los profesores intentando no pisarse la túnica de los eventos. Con un ligero toque de varita avivó el ya por sí llameante fuego del Cáliz, y de repende, un pequeño papel chamuscado voló desde él hasta su mano.

-Esta persona ha sido elegida como primer participante para representar a su casa y optar al premio del Cáliz del Triunfo, y es - se ajustó las gafas con la varita antes de seguir - ¡Thalía Garrido, de Slytherin!

-¡LO SABÍA! 

Para cuando la casa se había hecho a la idea de que la primera elegida era una de sus compañeras, Thalía ya había avanzado con paso firme hacia el fondo del salón y estaba frente a la Directora Galera, que le impuso la banda plateada de los aspirantes mientras en el salón se rumoreaba, con poca sorpresa, que Thalía había introducido papeles con su nombre varias veces cada día de esos meses, sin dejarse llevar por el miedo al riesgo.

Tras ella se sucedieron 15 nombres más; un chico de Ravenclaw que no podía dejar de sonreír y que le besó la mano y se arrodilló ante la Directora antes de que le impusiera la banda, una chica de Slytherin cuyos tacones retumbaron por todo el largo del pasillo e hizo de él una pasarela, dos amigas de Gryffindor que fueron llamadas una tras la otra y no podían dejar de abrazarse, un chico de Hufflepuff al que la Directora tuvo que llamar tres veces porque tardaba demasiado en abrazar y chocar los cinco con sus compañeros de casa y, en general, 16 jóvenes llorosos que se miraban las bandas y unos a otros sin poder creer su suerte.

-Este es el principio de vuestro nuevo destino, lo que hagáis con esta oportunidad es cosa vuestra, el claustro y yo estaremos aquí para ayudaros a avanzar y resolveremos vuestras dudas, pero recordad, sólo uno se hará con el triunfo. ¡Buena suerte y a desayunar!