De pie, mirando a través del vidrio ve como se aleja camino a la nave que lo llevará a ausentarse por un tiempo, el cual cree es demasiado .
Hace a penas unos minutos se despidieron en la intimidad de su habitación.
Besos,caricias y una promesa de regresar lo antes posible. Pero eso ya no le alcanza.
Nunca le han puesto nombre, no lo necesitan, entre ellos se entienden y el echo de que nadie lo sospeche hasta este preciso momento no le ha importado en lo mas mínimo, pero las cosas han cambiado...dentro algo se retuerce y lucha por liberarse deseoso por salir.
No soporta ver como esa fastidiosa rubia revolotea a su alrededor tratando de llamar su atención.
Y no es que desconfíe de él, nunca lo ha echo, simplemente necesita dejar las cosas claras a la que será su compañera durante esta larga misión.
Notando el corazón latir descontrolado abre un portal que la deja junto a sus compañeros que también han salido para despedirlo, sin darles tiempo a hablar se echa a andar en dirección al joven.
No se imagina como reaccionará, sabe que incluso podría molestarse, pero las ganas de borrar esa insolente sonrisa en la cara de la rubia pesan más y es un riesgo que está dispuesta a correr.
A pocos metros lo llama, él se vuelve y le sonrie de medio lado sin dar un solo paso hacia ella.
Al ver esa sonrisa todas las dudas que tenía desaparecen, de verdad necesita hacer esto.
Sin pensarlo más se lanza a sus labios bajo la atenta mirada de todos a su alrededor.
Los demás observan la excena atónitos...Ya sabían que algo sucedía entre el par de aves pero la descarada acción de la hechicera los a pillado desprevenidos.
Aun es mayor la sorpresa cuando ven como el joven corresponde el beso y deja caer la mochila que carga rodeando con sus brazos la cintura de ella.
Lentamente se separa de sus labios clavando sus ojos en los verdes que la miran, esperando algun tipo de reacción, pero la curiosidad la mata y por un instante desvía la mirada sobre el hombro de él. La ve, justo en la entrada de la nave esperándolo cruzada de brazos.
Entendiendo de sobra las intenciones de la hechicera, él se limita a sujetar su pálida y delicada mano llevándola hacia la parte izquierda de su pecho.
No necesita mas. De nuevo las palabras sobran entre ellos.
Le vuelve a sonreír y se aleja de ella, escuchando tras de si los gritos de su compañeros.
La despampanante rubia lo ve pasar por su lado relamiéndose los labios, no puede evitar volver su rostro hacia la muchacha que la mira sonriente.
Le sonríe de forma maliciosa en un intento de molestarla al tiempo que grita “nos vemos en un par de meses”.
Desde luego lo consigue cuando ve como la joven alza la mano y le enseña el dedo medio.
