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Parecé que fue ayer cuando llegué a mi nuevo hogar, con ella especialmente. Ella y yo siempre hemos sido inseparables, siempre ha sido mi compañera.

Recuerdo que los primeros días fue un poco difícil para mi adaptarme a está nueva vida a su lado, era notable que para ella también aunque trataba de disimularlo, por mi.

De alguna u otra manera ella siempre a creído en mi, incluso aquellas veces en las que me sentía completamente insuficiente e inútil, pero ella siempre buscó la manera de hacerme sentir él centró del mundo...de su mundo.

Adoró cada gesto de ella, cada movimiento, cada palabra y sobré todo su sonrisa.

Ella siempre me ha considerado valiente a pesar de esas veces qué terminaba huyendo vulnerable. Para ella siempre he sido su fiel protector, aún cuando el miedo me consumía.

Algunas veces ella se deprimía, aun que trataba de disimularlo yo lo sabía, no podía engañarme, la conozco y a veces deambula por sus pensamientos lo que la hacía volver al pasado y recrear esa nostalgia. Esos momentos es cuando más me necesita, siempre hago locuras o cualquier cosa para sacarle una sonrisa, ella haría lo mismo por mí. Siempre consigo hacerla sonreír, es tan hermosa cuando lo hace que cuesta creer que no se de cuenta.

Siempre damos paseos en un pequeño parque cerca de casa. Esos paseos largos y tranquilos en los que terminábamos echados en el césped o corríamos en el, siempre le ganaba en las carreras, debo admitirlo es muy lenta, aun así, la hacía sentir como la ganadora, literalmente sí, es la ganadora de mi corazón y de mi mirada, de toda mi fidelidad y lealtad, donde ella vaya yo estaré ahí, nunca me iré de su lado.

Mi ángel de ojos marrones Where stories live. Discover now