Adrinette

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Confesión no dicha.

Marinette estaba decidida. Ella iba a confesarse por fin con Adrien.

Estaba escondida detrás de un árbol cercano a la fuente del parque. Adrien terminaría su sesión de fotos en menos de 5 minutos y ella ensayaba por enésima vez qué decirle a su amado modelo.

  — ¡Vamos Marinette! — le decía Tikki desde su bolso.— Luchas diriamente con villanos, esto es galleta comida.— La azabache rió. Era bueno tener algo de compañía para este arranque de valentía.

Después de todo, ambos eran mejores amigos. Después de la curiosa fiesta de Chloe y su increíble baile, habían ganado mucha confianza y eran más cercanos.

Marinette sabía que aunque fuera rechazada, su amistad seguiría intacta.

Por otro lado Adrien estaba nervioso. Había quedado verse con Nino en unos minutos y la sesión se le estaba volviendo algo pesada.

  — ¡Necesitamos una señorita! — gritaba desesperado el fotógrafo.

Inquieto por no encontrar a alguien que encaje con su estrella, comenzó a buscar en el parque a una modelo perfecta. Y la encontró.

  — ¡Tú! — exclamó señalando a Marinette.— Eres perfecta.

Marinette no comprendía por qué e fotógrafo estaba tan alegre de verla, pero lo desubrió segundos después cuando este último la llevó a rastras junto a Adrien que la miraba sorprendido.

  — ¿Marinette? ¡No sabía que estabas aquí. — Adrien sonrió algo nervioso. No estaba preparadp para sacarse fotos con la chica que hace que se olvide de su lady.

Ella estaba perpleja. Tendría una sesión de fotos con el amor de su vida justo en el momento que iba a confesarse. En ocasiones así Marinette no sabe si el mundo la ama o la odia.

  — Bien jóvenes, ponganse de la siguiente manera. — el hombre les indicaba que hacer y sacaba las fotos que quería. Pero ambos chicos tenían la cabeza en otro lado. Sus cuerpos estaban demasiado cerca como para siquiera poder pensar con claridad.

  — ¡Necesito una foto llena de amor! Mirense.

Al escuchar eso ambas cabezas respondieron como robots y levantaron la vista encontrandose con unos profundos ojos.

Marinette conocía esos ojos a la perfección y, como ahora, le robaban los suspiros.

Adrien, en cambio, nunca se percató del celeste atrapante de los ojos de su amiga. Sentía que era arrastrado por el océano y debía contener la respiración si quería sobrevivir. Así se sentía con los ojos de Marinette que creía haber visto en alguien más. 

Estaban en un trance del cual no parecían querer salir.

Un flash los volvió a la realidad y logró que se separaran bastante sonrojados.

  — Es una de las mejores fotos que habré sacado. — dijo el fotógrafo limpiándose una lágrima.

Agreste sonrió, para el fue una de las mejores sesiones de su vida.

Ambos chicos decidieron dar una vuelta en el momento que se vio acabada la actividad. Pero por alguna razón el ambiente estaba muy incómodo entre ellos.

Marinette respiró profundo y después de pensarlo varias veces decidió que era el momento perfecto para decir todo lo que se guardo.

  — Adrien yo... —el rubio la miró, agradecido de que cortara el tenso ambiente.—Te...

Y en ese preciso momento una explosión calló las palabras de nuestra pequeña catarina que realmente aseguraba que el destino la odiaba o solo le intentaba advertir que no era buena idea.

  — Debo irme. — dijeron ambos al mismo tiempo y sin esperar respuesta del otro para poder irse.

  — Vaya Tikki, este no es mi día eh. — dijo Marinette algo frustrada.

  — No todos los días puedes sacarte fotos tan románticas con el modelo Adrien Agreste. — le respondió su pequeña amiga sacandole una sonrisa enamorada.

Otra explosión se escuchó a lo lejos y ella volvió a la realidad, tenía que poner orden.

  — Tikki, ¡motas!

Una luz roja la iluminó llevándose consigo la tímida Marinette dándole paso a la heroína de París, Ladybug. 

Por otro lado; Adrien tenía la cabeza perdida en los recuerdos de la mirada de su compañera, ¿por qué le parecía haber visto esos hermosos ojos en alguna otra parte?

  — Niño no es que no me importe tu confusión. — habló Plagg logrando que su portador lo mirara.— Bueno, en realidad no me importa. Pero tenemos trabajo que hacer.

  — Oh claro... Plagg, ¡las garras!

La luz verde que rodeo al modelo le rbidó un ajustado traje negro acompañado de unas hermosas orejas de gato. Chat Noir estaba listo para la acción.

Saltó por los tejados encontrándose a su lady que y no era tan frecuentemente pensada por el. 

  — ¿Lista para el trabajo My Lady? — preguntó Chat con su típico tono coqueto.

  — Siempre lo estoy gatito.

Ladybug sonrió. A pesar de no poder decirle lo que sentía a cierto rubio, otro la acompañaba en una de sus actividades favoritas.

Después de todo el día no fue tan malo. 

One shots MiraculousWhere stories live. Discover now