024.

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Ninguno pudo dormir. Hoseok se levantaba sin quererlo con brusquedad y observando a los lados, mareándose. Mae le observaba, sin pegar ojo en lo absoluto, temiendo que en cualquier momento podrían arrebatárselo del lado: quería recordar cada una de sus facciones. No quería perderse de ninguno de sus gestos.

Para cuando amaneció, ninguno tuvo indicio de levantarse, sólo decidieron en silencio quedarse mirando la pared, con sus manos entrelazadas y la cabeza del rubio en el pecho de Mae, escuchando los latidos de su corazón.

El ambiente era extraño, sí, la combinación de tristeza y perplejidad les daban ganas de encerrarse en una dimensión alterna donde sólo fueran ellos dos. Por un rato más.

Hoseok delineó el ombligo de Mae con delicadeza, subiendo y bajando desde debajo de sus pechos hasta la pequeña pancita, sin estar ni un poco abultada, de su vientre; sintió ganas de llorar, y la peli-negra lo percibió por la manera en que su respiración se detuvo.

- Hoseok... -lo llamó, pero él no pudo mirarla, le dolía.

Se abrazó aún más a ella, cortando sus palabras y tratando de recordar bien el olor a cereza que desprendía de su pelo. La joven, resignada, no hizo más que seguir trazando y alborotando su claro cabello mientras su mente seguía vagando en los "qué pasaría sí..."; Jimin le había dicho que mantuviera la calma, que sin antes poner en juicio a Yoongi no buscarían a Hoseok, pero ya empezaba a desesperarse. Quería que todo acabara. Quería salvarlo.

- Tengo hambre -murmuró el hombre contra su cuello dándole un poco de cosquillas que controló. Alzó un poco la comisura de su labio esbozando una media sonrisa que él no notó, pero fue fruto de su tierno tono de voz-. Quiero ramen.

Inhaló profundamente antes de sacudirlo de encima de ella con diversión, a lo cual él respondió tomándola de la muñeca impidiendo que se levantara. Sus ojos se encontraban bien abiertos cuestionándole y ella no hizo más que medio sonreírle.

- Iré a comprarte unos fideos instantáneos -avisó, aunque supo de inmediato, por su rápido cambio de gesto, que aquello no le había agradado.

- ¿En serio, Mae? -espetó, soltándole la muñeca para ponerse de pie haciendo que ella tuviera que levantar su cabeza para verlo a la cara-. ¿Por qué sigues tentando mi paciencia?

- No voy a dejar que te mueras de hambre -respondió, siendo lo más neutra que podía, ya que, aún después de todo lo que habían pasado juntos, aún le costaba no sentirse intimidada por él.

Hoseok bufó una pequeña risa que no demostró diversión en lo absoluto y cuando la tomó de los hombros para acercarse, ella supo que estaba molesto.

- Iré yo -comentó con decisión, arqueando su ceja por par de segundos antes de volver a alejarse para empezar a buscar una prenda más abrigada.

Mae apretó sus dientes, sintiéndose aún más molesta que él.

- Al que buscan es a ti, Hoseok -se atrevió a contradecirlo, pero él no se detuvo de ponerse la sudadera-. Tú y ellos están involucrados -no dijo palabra alguna, ignorándola, pero ella decidió ponerse un abrigo por igual, sin detenerse cuando él elevó la mirada hacia ella.

- Mae.

- Iré y punto -respondió ante su amenazador llamado, amarrándose el pelo en una cola baja antes de abandonar la habitación.

Pudo escuchar cómo los apresurados pasos del hombre detrás suyo estuvieron a punto de alcanzarla, pero no lo lograron hasta que ella estuvo fuera del apartamento y él logró acorralarla contra la pared del pasillo. Como la primera vez.

CHÈRIE | JUNG HO SEOK.Where stories live. Discover now