Y de nuevo cenaban en la azotea.
Ojos que le veían insistiendo que pruebe bocado y siga llenando su estómago.
Volteó la mirada, incómodo. A su lado su primo más pequeño, unos tiernos 5 años. Preparaba la bandera que usaría en la cancha, para apoyar a su equipo de fútbol.
Tan pequeño, y parte de la barra brava, cantando canciones del equipo. Usando una buena pronunciación que no tenía.
Mordió la salchicha que le habían dado. Comer bien es comer todas las horas según su familia.
Se adentró a la casa. Podrá carecer de hambre pero no tiraría un hot dog a la basura. Lo guado en el congelador, algún día lo terminaría.
Volvería con su familia, por más incómodo que se sintiera.
Pero lo vio.
En el ventanal que daba a la terraza del edificio. Un cuerpo largirucho y delgado. Las costillas marcadas de que parecía una especie de mono, con una máscara vieja una roja y morada. Solo veía la mandíbula.
Se preguntó cómo un mono sube 5 pisos sin que lo vieran.
Ese animal abrió su boca, su la dentadura llena de huecos, los delgados hilos de saliva brillaron ligeramente.
Y gritó.
El vidrio empezó a mostrar grietas.
Sus oídos captaron la sangre que salía.
Rogó por ayuda sin resultado alguno, la desesperación se presentó como lágrimas y el grito lentamente desapareció.
Sabía que ya no podría oír nada.
Tu turu tu tu tu... :v
