Han Byul es una chica de 18 años, bastante madura para su edad, suele ser callada, sarcástica, en algunas ocasiones malhumorada y un poco reservada, pero en realidad tiene un corazón cálido y dulce el cual no ha demostrado demasiado debido a que no...
Estaba profundamente dormida hasta que escuché un desagradable ruido...así es, era mi alarma.
— ¡Como odio los lunes! —exclamé mientras me levantaba con pereza de mi cama.
Lo único positivo de este día es que tengo clase de literatura. Me encanta la lectura al igual que escribir, y como si fuera poco mi maestra es de las mejores que tiene la institución.
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Sonó la campana que anunciaba la tercera hora de clase, eso significaba que era hora de la clase de Literatura.
Cuando llegué al salón, la profesora ya estaba hablando sobre un nuevo trabajo que debíamos realizar para la próxima semana, me dispuse a sentarme en mi silla y a continuación mi maestra nos explicó que libros podríamos leer para hacer un ensayo de los aspectos más importantes y enriquecedores de la obra que escogiéramos, a continuación empezó a escribir en la pizarra 10 nombres de diferentes autores famosos de los cuales podríamos seleccionar solo 1 y elegir el libro que más nos interesara, entre esos se encontraba "Florencia Bonelli" la autora de mi libro favorito "Marlene".
Por supuesto ya sé qué libro escogeré. —sonreí alegremente.
La clase se hizo muy corta como siempre, cuando salí del salón de clase me dispuse inmediatamente a ir hacia la biblioteca de la universidad, puesto que no quería que nadie tomara el libro antes que yo.
Al entrar a la biblioteca fui directamente a la sección de literatura, mientras extendía mi brazo para tratar de alcanzar mi libro favorito, el cual se encontraba en un estante alto para infortunio, pero cuando estaba a punto de alcanzarlo en ese momento pude notar que una mano tomó el libro que tanto deseaba al mismo tiempo que yo.
— ¿Disculpa? Creo que yo lo ví primero. —dije malhumorada.
— Lo siento, pero creo que yo lo tomé antes.—respondió un chico con una linda sonrisa, era bastante más alto que yo, tal vez por unos 10 cm.
— ¿Y bien? ¿No se supone que deberías ser un caballero en esta situación y dejarme el libro? —pregunté con algo de ironía en mi tono de voz de la cual el chico pareció darse cuenta.
—Tengo un método más imparcial para resolver esta compleja situación. —mencionó aquél castaño con mucha seguridad.
— ¿Y cuál sería ese método si se puede saber?
— Piedra, papel o tijera.—respondió mientras trataba de esconder una pequeña risa.
— ¿Acaso tienes 4 años? —puse los ojos en blanco y tomé el libro antes de que él pudiera decir nada y fui hacia las mesas de estudio para buscar donde leer cómodamente.
