Yo no bailo, yo "hago arte"

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Después de comer fui a mi habitación.  Vacié mi bolso y releí lo que escribí sobre Kevin. Al verlo no pude evitar que se me escapara una sonrisa.
Cogí una mochila y la llené con cosas para ir a entrenar, lo de siempre: ropa para moverme con facilidad, ropa limpia para después, etc.
Estuve viendo pasos de baile extraños en internet para probarlos al llegar. Dieron las cinco, me despedí de mi madre, la cual iba a irse a trabajar, y salí de casa.
No tenía que estar allí hasta y media, así que fui paseando tranquilamente.
Todo iba bien hasta que alguien chocó conmigo e hizo que me cayera al suelo. No puede ser...

Kevin

Iba pensando mientras caminaba, dejé el monopatín en casa y luego salí. Hoy fue un día extraño. Normalmente mis ligues son todas iguales: rubias tontas, pelirrojas con grandes pechos... Pero nunca me había encontrado con una chica como Amelia. Esta mañana me choqué con ella y me quedé fascinado por su belleza, pero como pensé que nunca la volvería a ver me comporté como un chico amable y simpático, pero ahora que voy a estar con ella cinco días a la semana, seis horas al días, no sé cono comportarme.
Iba pensando en todo esto cuando me choqué con una chica de rizos marrones y la tiré al suelo.

-Mierda, lo siento...-al ayudarle al levantarse me entró la risa-Sé que tr gusto, pero no hace falta que me sigas a todas partes.

-Paso horas pegada a ti por las mañanas, la ración de Kevin es esa y no más, gracias.-dijo Amelia levantándose-

-¿A dónde vas?-frunció el ceño-

-¿A ti que te importa?

-Al parecer te gusta mucho esa frase.

-En realidad no la había dicho tantas veces en toda mi vida como hoy.-sonrió, que guapa es... no puedo pensar así, simplemente no puedo-¿Y tú en que estabas pensando para que no notases mi presencia?

-En lo guapa que eres.-dije lo más sincero que pude, ella lo notó, pues se sonrojó, adoro cuando hace eso-

-Bueno, yo tengo que irme...

¿La he incomodado? No, creo que no, aunque no estoy seguro. Tengo que arreglarlo.

-T-Te acompaño-¿por qué me he puesto nervioso al hablar?-Si tú quieres claro.

Me sonrió y aceptó mi oferta.



Amelia

Cuando me pidió acompañarme no pude decir que no. Vale que es un idiota, pero por una vez que se comporta amablemente...
Fuimos caminando y hablando.

-¿Darcy? ¿En serio?

-¡Es que adoro Orgullo y Prejuicio! Darcy es tan... No sé, pero desde que me vi la película y me leí el libro el deseo de tener un perro y el nombre Darcy se juntaron en uno.

-¿Cuándo lo adoptarás?

-No estoy segura, pero pronto.

-Me gusta.-dijo con una tímida sonrisa-

-¿Él qué?

-Esto. Los dos hablando, confesando tonterías.

No supe que contestar, por suerte llegamos al gimnasio.

-Llegamos.-él observó la entrada y luego a mí-

-Bueno,-se metió las manos en los bolsillos-nos vemos mañana...

-Sí, hasta luego.

Para despedirse me dio un beso en la mejilla que hizo que todo mi cuerpo sintiera un escalofrío.
Al separarse me sorprendió que no hiciese ningún comentario sarcástico, así que comencé a andar hacia las puertas, justo antes de entrar me giré y comprobé que él me estaba mirando. Sonrió, con eso me bastó para que me sonrojase y entrase medio corriendo dentro del gimnasio. Me coloco en mi esquina del gimnasio y empiezo a estirar. Sara (una de mis mejores amigas de la organización) viene y me abraza.

-Cuanto te eché de menos amor.-ella tiene la muletilla de llamar "amor", "cariño" o "cielo" a todo el mundo-

-Yo también a ti.

Las dos hablamos de que hicimos durante el verano y cosas por el estilo, luego ella se fue a su lugar y yo al mío, así que comencé a bailar.
Hice un par de piruetas, algún ejercicio de elasticidad, etc. Hice el pino y hasta boca abajo pude distinguir quien venía hacia mí. Bajé y le di un abrazo, aunque estaba un poco sudada.

-Isobel, ¿cómo estás?

-Bien, ¿y tú?

-Sudada.-me acordé de algo-Alegrada por ti, ¿no te han nombrado presidenta de la organización?

-Sí, hace unos días.

Ella es una mujer que me ha apoyado mucho desde que empecé a bailar, es como mi segunda madre, además de que tiene cincuenta años, como la mía. Me encanta que sus arrugas sean de sonreír, es lo que me a animado en los momentos tristes. Simplemente la adoro.

-¿Te has enterado de los directores que vienen?

-Eh, no, ¿de qué hablas?

-Las escuelas de baile más importantes del mundo van a venir y a escoger unos cuantos bailarines para enseñarles un par de trucos. Cuando terminen escogeran a algunos y les darán una beca para estudiar en sus academias de baile.

Me quedé sin palabras.

-No estés nerviosa, recuerda lo que siempre te digo. "Yo no bailo...

-...yo hago arte", lo recuerdo.

-Eso es. Si esas personas rechazan tu arte es que no tiene ni una neurona en su diminuto cerebro.

-No lo hubiera dicho mejor.-dije entre risas-Gracias.

Unos hombres trajeados entraron, eran entre diez y veinte, pero no me paré a contarlos. Uno me llamó la atención, recuerdo haberlo visto alguna vez en alguna revista de famosos... Al ver que le observaba me regaló una sonrisa amistosa y siguió su camino. El resto no eran tan jóvenes como él, si no que parecían unos viejos amargados que llevan demasiado tiempo haciendo su trabajo.

-¿Preparada?-se me olvidó que Isobel seguía allí-

-Nací preparada.

El Rebelde Y La BailarinaWhere stories live. Discover now