Cinco años atrás en la central de la Port Mafia

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Chuuya Nakahara evaluó el aspecto de su cabello tras aplicar el gel fijador. Con los dedos repasó otra vez más el flequillo. Sí, allí estaba. Correcto. Tras el último retoque, lucía al fin ese aspecto tras despeinado que era de todo menos espontáneo.

Metió sus artículos de belleza en la bolsa de aseo y guardó ésta en su taquilla del gimnasio.

Consultó el reloj del vestuario. Era casi la una de la madrugada. Hacía más de tres horas que él era el último entrenando pero necesitaba soltar la adrenalina después de haber tenido que presenciar como Mori felicitaba a Dazai por haber acabado con los diez autodenominados, "escuadra sin límite". Nueve de ellos habían caído en el enfrentamiento con el grupo que lideraba Dazai, pero su jefe había sobrevivido y ahora estaba preso en los sótanos de la central en espera de que revelase de donde procedían el alijo de droga de la organización.

Su rabia, sus celos, su envidia, le habían pedido una buena copa de vino pero Kouyou-san, le aconsejó, sabiamente, unas flexiones en el gimnasio. Tras empezar, Chuuya, notando como esto le calmaba, pasó a hacer tres series completas de su actual rutina y una hora de cinta de correr.

Tras una buena ducha se sentía de nuevo en paz.

Solo necesitaba comer algo y podía retirarse a sus habitaciones, para serenar también su espíritu con la lectura del libro de poemas último que acababa de adquirir.

Se encaminó hacia la cocina central y se sorprendió al oler a carne asada.

¿Quién podría a aquellas horas estar cocinando?

¿Quizá Mori atendiendo a un capricho nocturno de Elise?

Preparado para presentar los respectos a ambos y pedir permiso para asaltar la nevera, Chuuya entró en la cocina para encontrarse a quien menos quería.

Se daría la vuelta y antes de que le viese...

-¡Chuuuuyaaa ¡ ¿Vienes a robar de la nevera a estas horas?

Con lo que imitaba una alegría genuina, Dazai acababa de recoger de la parrilla lo que parecía a simple vista la carne de un guiso de Gyutan.

-Un poco tarde para estar aquí cocinando, ¿no? -le cuestionó Chuuya notando como la boca se le hacía agua con el buen olor que desprendía el asado.

-Es que ha sido un día tan estresante, con tantos sucesos. No podía dormir y como la carne ya estaba en su punto, bien fría tras varias horas en la nevera, me he dicho que sería bueno distraerme probando una variación de mi receta de Gyutan que se me ha ocurrido.

Chuuya se acercó al banco de la cocina donde la carne lucía jugosa y apetecible tras Dazai esparcir sobre ella cebollino y un poco de zumo de limón.

Movió su nariz involuntariamente aspirando el aroma tan atrayente del Gyutan.

Al notar las ganas que tenía Chuuya de probarlo, Dazai le acabó preguntando:

-¿Gustas?

Chuuya no podía negar que todo lo que había probado cocinado por Dazai estaba sabroso, así que asintió con la cabeza.

Dazai, con la calma y la tranquilidad de un buen chef, repartió dos raciones de carne en sendos bol, con un poco de arroz. Junto sus manos para bendecir los alimentos mientras decía con profundo respeto:

-Itadakimasu.

A Chuuya le sorprendió tal solemnidad en la bendición pero le imitó también.

Tras probar el primer pedacito de carne con los palillos se asombró de lo tierna que estaba y el buen sabor que Dazai había conseguido.

-Oye, Dazai, está de veras bueno.

Gyutan [Bungou Stray Dogs ] Chuuya + Dazai. Tortura. Contenido sensible.Where stories live. Discover now