El truco es tenerte a mi lado

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Capítulo cuatro

Ethan

Me levanté temprano y lleno de energía. La suspensión que papá nos había dado a Alix y a mí fue conveniente para todos, seguramente su plan había sido suspendernos desde un principio solo que yo le había dado un motivo para hacerlo más “real”.

La suspensión nos había convenido ya que en nuestro cumpleaños Alix y yo escogíamos un lugar a donde ir en familia pero siempre salíamos un par de semanas después.

Esta vez habíamos escogido acampar en las montañas. Casi todos los años íbamos a la playa o a otro lugar turístico pero esta vez Alix y yo queríamos un poco más de adrenalina, creímos que ir a las montañas a acampar y escalar, tal vez deslizarnos por la tirolesa unas 10 veces sería genial.

Estaba terminando hacer mi maleta cuando un golpe en la ventana me sobresaltó. Volteé y vi a Alix saludándome a través del cristal. Ella abrió el ventanal y entró como si estuviera en su propio cuarto, siempre lo hacía por eso nunca le ponía llave.

 —¡Hola! ¿Empacando?

—Sí —contesté mientras la seguía con la mirada. Ella se sentó en mi cama al lado de la maleta y empezó a husmear lo que había dentro.

—¿Llevas los chocolates? —preguntó susurrando.

Me acerqué a mi maleta y en la bolsa pequeña interior le enseñé los chocolates que llevaba. Nuestros padres siempre nos prohibían llevar dulces porque ninguno de los dos éramos responsables a la hora de comerlos, una vez Alix casi se ahogaba en la playa porque comimos chocolate y después corrimos al agua a jugar competencias, por suerte las cosas no pasaron a mayores.

—¿Ya terminaste tu maleta? —le pregunté volviendo a guardar los chocolates en su lugar.

—Ah sí, respecto a eso… —desvió la mirada por mi habitación—. ¿Tienes una maleta que me prestes?

—¡Alix! —levanté la voz pero casi de inmediato la bajé ya que se suponía que ella no estaba en mi habitación—. Nos vamos en menos de una hora.

—¿Qué quieres que haga? Momo arañó mi maleta desde el año pasado y había olvidado comprar una —se encogió de hombros—. ¿Si tienes una de sobra?

—Sí —caminé a mi armario y busqué una de mis maletas más grandes, después de todo Alix era una chica y siempre llevaba bastantes cosas aunque no las utilizara en todo el viaje. Cuando la encontré se la entregué.

—¿Me ayudas a empacar? —preguntó inocente.

Suspiré y cerré mi maleta. No me quedaba de otra. Además últimamente no podía decirle que no a Alix.

Atravesamos el patio y entramos a su habitación intentando no hacer ruido ni llamar la atención. Pero para mí mala suerte el gato de Alix no me quería y en cuanto entré se enredó en mis pies haciéndome tropezar.

—En serio, tu gato me odia —dije recuperando el equilibrio.

Alix se inclinó para tomar al gato en sus brazos.

—Claro que no, le encantas a Momo —dijo acariciando el pelaje gris del gato.

El nombre del gato era Momo que significaba melocotón, era japonés según me había dicho mi amiga, le había puesto así para que le hiciera compañía a Sandía en nombres de frutas, pero honestamente con la imagen gorda del gato Momo no le quedaba tan mal.

Catch me baby (KMB Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora