PARTE 1

2.3K 138 45
                                    

Todo comenzó el nueve de abril de 2013, ese era el día de su cumpleaños número trece. A pesar de que Giheith vivió casi toda su vida en un orfanato viendo a los demás niños ir y venir, su cumpleaños era una fecha que la emocionaba de una forma impresionante. Siempre había sido una niña alegre y positiva, le era fácil hacer amigos, lo difícil era ver como a ellos los adoptaban y a ella no. Cuando eso sucedía ella trataba de sentirse feliz por ellos en vez de pensar en que ella seguía allí, y la verdad lo hacía bien, siempre con una sonrisa mientras les deseaba lo mejor pensando en lo felices que estarían. Todo iba bien, ella estaba tan emocionada el día antes que no podía dormir pensando en lo que el día de mañana le traería. Al final, lo que ese día le llevó no fue para nada lo que esperaba.

Se despertó con una sonrisa y sin querer levantarse de la cama porque sabía que en cualquier momento su mejor amiga desde que llegó ahí, Amelie, la levantaría cantándole feliz cumpleaños, un abrazo y si tiene suerte, una galleta que para dársela tendría que haberla guardado del postre de ayer ya que les era prohibido comer dulces en el desayuno. Para algunos eso podría ser poco, para Giheith era el acto que más la emocionaba de su cumpleaños, el más importante para ella. Estuvo acostada reprimiendo su sonrisa y emoción como por cinco minutos, eso se le hizo muy extraño ya que Amelie siempre se levantaba temprano para tratar de sorprenderla en su cumpleaños.

Siguió así un rato más hasta que dieron las siete y se dio cuenta de que tendría que levantarse o perdería el desayuno. Se fue a prepararse para bajar y un poco desanimada pero ya lista, bajó. Era imposible que Amelie olvidara una fecha tan importante para ella, Amelie no era así. Tratando de no pensar en eso bajó y en el camino una niña llamada Nerea, con la que había hablado algunas veces, la detuvo para felicitarla. Giheith sonrió sin ánimos con intensión de retirarse pero la niña la tomo del brazo y un poco avergonzada le entregó un papel doblado cuidadosamente con su nombre resaltando en la parte de enfrente, escrito con un marcador azul. Ella miró a la niña con curiosidad y como si le leyera la mente Nerea le dijo que era de parte de Amelie, que le había dicho ayer que se la diera porque no había tenido la valentía suficiente para dársela ayer.

Al decir esas palabras la niña se retiró, dándole privacidad para leer la carta. Ella le creía que era de parte de Amelie porque Giheith conocía su letra, lo que no entendía era porque le mandaba una carta. ¿Por qué no se la entregaba ella misma? Con un mal presentimiento comenzó a leer la carta y mientras lo hacía, sin saberlo comenzó a llorar. Podía sentir el dolor de Amelie leyendo sus palabras. En la carta, ella se disculpaba por haberse ido sin avisar, por no despedirse, excusándose con que no creía poder hacerlo. Que Giheith siempre seria como la hermana que nunca tuvo, que lamentaba no haber sido valiente. Habían adoptado a Amelie y ella no se lo dijo, nunca se lo mencionó, Ni siquiera se despidió de ella, y eso le dolía demasiado a Giheith pero aun así trató de ponerse en su lugar, de entender porque lo hizo. Al final de la carta ella la felicitaba y se disculpaba una vez más. Conteniendo sus lágrimas se limpió la cara y se dijo a si misma que las cosas podían mejorar.

Después de eso, nada la pudo animar como ella esperaba. Todos la felicitaban pero ya no se sentía tan emocionada como antes. El día transcurrió de manera rápida y sin darse cuenta ya era de noche. Su ánimo estaba por los suelos aun, extrañaba a su amiga. Quería pensar que con el tiempo se olvidaría de ella, que no se sentiría así y tal vez eso era parte del problema. No quería olvidarla, no quería dejar en el olvido todo lo que hicieron juntas pero al mismo tiempo sabía que recordar dolería. No se sentía de ánimos así que decidido saltarse la cena e ir directo a dormir, eventualmente ella se acostumbraría a estar sin Amelie y lo sabía, pero ahora la extrañaba demasiado.

Ya cuando estaba lista para dormir, subió a la parte de arriba del camarote que compartía con Eleanor, una chica de su misma edad que era un poco tímida pero agradable aun así, y se quedó admirando el cielo por un gran rato. Ella había elegido la parte de arriba porque ahí había una ventana, a Giheith siempre le ha gustado ver el cielo en la noche, siempre ha tenido esa fascinación al impactante brillo de la luna y las estrellas que la acompañan siempre por la noche. Era una lástima que debido a que ella vive en la ciudad no podía ver tantas estrellas gracias a la contaminación lumínica. Miro con nostalgia al cielo cuando una estrella fugaz apareció y ella deseó que su cumpleaños no terminase de esta forma, le hubiera gustado no terminar su cumpleaños sola. Ella sabía que no se cumpliría, pero no perdía nada con desearlo. Con un suspiro resignado decidió que ya debería dormirse, ya casi era media noche y no podía darse el lujo de dormir tarde porque tenía que levantarse temprano el día de mañana. Se acostó en la cama y con solo tocar la almohada, se quedó dormida.

Giheith y el chico de las estrellasWhere stories live. Discover now