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Domingo 13 de octubre, 7:45am

Sintió otra vez el agua fría del caño del baño golpearle el rostro. Con sus manos empezó a frotar este desesperado, tratando de borrar toda marca, -lo cual no pudo- para después frotarse fuertemente los labios. Se miro en el espejo que se hallaba encima del lavado, empezó a observar su rostro, y fruncio el entrecejo al posar su vista en sus labios. Estos estaban hinchados, y con una pequeña herida que antes había sangrado.

YoonGi, giro su cabeza de lado a lado, negándolo. Eso debía ser una pesadilla como las que solía tener de niño. Definitivamente, debió ser una. Debía, pero no lo era. Su orgullo fue roto de una manera que el jamás hubiera imaginado, teniendo sexo. Él ama el sexo, pero tal ves lo que hace unos momentos le acabe de pasar, lo deje marcado.

Se empezó a desvestir lentamente debido al dolor que le causaba moverse, se volteo ya desnudo para mirarse en un espejo de cuerpo completo, se miro con asco, su hermosa piel blanca tenia manchas rojas donde se hallaban los chupetones y mordidas que le había dejado el niño.

Corrió la cortina de la ducha y se metió en esta para después cerrarla. Agacho la cabeza y con su mano abrió la ducha, haciendo que la fría y refrescante agua recorriera su cansado cuerpo y resbalara por su cabello, barbilla y nariz.

No debió bajar la guardia.

Domingo 13 de octubre, 7:08am

- ¿Te olvidaste algo?.- pregunto el menor en la ventana, mostrando sus brazos bien formados y parte de su pecho desnudo, y con una sonrisa de burla, agito las llaves que tanto buscaba YoonGi.

- ¡Maldición!.- se quejo YoonGi.- ¡Damelas!.

- Esa no es una manera de pedir algo, ¿quieres que daddy te enseñe como es la manera correcta?.

YoonGi, con una expresión de enojo en su rostro, le saco el dedo medio provocando una carcajada en el contrario.

- Espera, ahora bajo para dartelas.- dijo el pelinegro con una sonrisa para después desaparecer por la ventana.

YoonGi, solo se quedo esperando en donde estaba. Mientras esperaba no quiso pensar en su dolor, ni lo que le paso, ni mucho menos en el pelinegro, quería pensar en algo que lo relajara, y solo algo apareció en su cabeza, su gato. Jugar con él, bañarlo, darle de comer, y con tan solo imaginar su suave y tierno ronroneo, lo tranquilizaba.

Cerro sus ojos para no perder aquella tranquilidad, el viento chocar contra las hojas de los árboles y el canto de las aves, ya no escuchaba, solo podía oír el tranquilizador ronroneo de su gato. Sintió algo posarse en sus labios, algo cálido, lo cual hizo que su respiración se cortara automáticamente. Abrió sus ojos al sentir que lo que se había posado en sus labios se estaba moviendo lentamente. Sus miradas se cruzaron, una tranquila y una sorprendida.

YoonGi quería golpearle, pero sintió como sus manos eran agarradas fuertemente, juntándolas, y pudo sentir sus llaves entre ellas. Se empezó a mover desesperadamente para tratar de alejar al contrario. El pelinegro al ver el acto del mayor, lo mordió.

- No deberías moverte mucho cuando te estén besando, YoonGi.- dijo el menor con una sonrisa en sus labios para después entrar en su jardín y cerrar la reja de este.

YoonGi quería ir a golpearlo, pero su dolor lo detuvo. Uno de sus labios le empezó a doler, con el entrecejo fruncido, dirigió una de sus manos hacia la zona, lo toco y miro sus dedos, había sangre.

Domingo 13 de octubre, 8:05am

Con una toalla amarrada en su cintura, y otra toalla del mismo color en su mano, con la cual se estaba secando el cabello, se dirigió a la cocina. Su gato ya estaba acostumbrado a cuidar la casa mientras YoonGi no estaba, sabia muy bien que si se portaba bien sin su amo, este lo premiaba comprándole otra lata de atún para la colección.

¿Escuchaste YoonGi?¡Seras madre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora