||Ryōgi||

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N. _______.

—A partir de hoy, odio a Chōchō y a esa vieja gorda...—murmuré viendo como Chōchō platicaba con la vieja esa.

—Apurense. Que aun nos faltan varias tiendas por visitar~. —canturrea la señora.

—Le voy a dar en su tienda. —tomé una caja de las más pesadas. —Tragese sus compra-..

—Respira, fastidiosa. Es una misión, no le puedes hacer nada. —sostuvo mi mano con la que pensaba arrojar la caja.

—¿¡Quién dice que no, eh!?.

—Bueno, puedes hacerlo, pero no debes.

—Hmp. —me libere de su agarre.

—¡Hey par de tortolos, muevanse! —Nos gritó Chōchō

—¡¡"Tortolos" tu abuela, gordita!!. —le grite de regreso. —Hmp...

—Supongo que esta es la vengaza de Chōchō. Por lo del día de graduación.

—¡Eso fue tu culpa por acosarme!.

—Oh vamos, tsundere fastidiosa. Admite que fue divertido.

—No. No lo fue.

Él sólo soltó una risita.

Odioso.

[...]

Me encontraba buscando a Shikadai para entregarle su molesta chamarra, ya era bastante tarde y no estaba el muy hijo de su madre...

—Si no se da por aparecer, voy a quemar la estupida de su chamarra...

Comence a caminar, ya estaba oscureciendo y lo vi en el parque, estaba con... Un chico..

—¿Shikadai socializando con alguien más que no sea Boruto?... Se ha vuelto gay. —me encoguí de hombros y comence a caminar hacía él. —¡Shikadai!

Él y el chico volteron a verme.

—¿Sabes? Llevo como dos horas buscandote y tú no te dignas a aparecer. ¿Qué? ¿Crees que tengo todo el tiempo del mundo?.

El muy idiota sólo me sonreía de manera burlona. Pero yo sentía una mirada en mí. Era ese chico.

—¿¡Y tú qué ves!? ¿Tengo algo en la cara o qué?.

—Creas un caparazón muy creible. Aunque dejas pequeños huecos; como tu mirada. —sonrío. —Eres tierna.

Mi mente quedó en blanco... ¿El muy estupidisímo, acababa de llamarme tierna?.

—¿¡CÓMO TE ATREVES DESGRACIADO!?. —lo iba a atacar, pero Shikadai me sostuvo. —¡NADIE! ¡Absolutamente NADIE me llama tierna! ¡Ni mi mamá! ¡Sueltame Shikadai, voy a romperle todo lo que se llama cara!.

—Deja de ser tan problemática, mujer.

—Hmp... Esta me la pagas cabeza de tomate. —lo fulminé con la mirada.

—Lo lamento... —se disculpa Shikadai.

—Bueno, será mejor irme. —él se levantó.

—Toma.. —le extendió su juego de shogi. Yo me quede un poco confundida.

—¿Seguro?. —pregunta el cabeza de tomate confundido. Shikadai asintió. —Gracias.

Tomó el juego y se fue.

—Bien. ¡Toma! Tu estupida chamarra. —se la extendí. El rió. —¿¡De qué te ries imbecil!?.

—Qudatela. —dijo y revolvió mi cabello.

Invisible para ti. [Shikadai Nara]Where stories live. Discover now