Parte 7

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Sentía la presión que ejercían sus brazos sobre mi cadera, un dolor punzante se plantó en las paredes de mi corazón por aquellas palabras. Me hartaré de decir tantas veces que todo lo he provocando yo.

-Te compré algo.-

Rompió el silencio con una voz suavemente ronca.

-No voy a usarlas.-

-Aun no he dicho que es.-

-No hace falta porque no usaré esas converse.-

Lo oí quejarse por mi negación. Quisiera reír pero no es buen momento para hacerlo, sé lo importante que es para mi hombre el que lleve puestas unas converse rojas.

-Las usarás.- me removí. -No hagas eso.- y me apretó más.-

-Eso me inquieta Joonie. Es como si fuera un desquiciado fetiche.-

-No es fetiche y no es desquiciado. Son mis gustos y que mejor para mí que mi chica use unas converse altas y rojas.-

-Nada bueno.- respondí.

-Lo dices por qué odias el color...-

No termino de hablar debido a mi falta de energía en las piernas, de repente comencé a sentir una pesadez inmensa en mis párpados. Nam me sujeto de las piernas y espalda para cargarme y llevarme a la cama. Mi vista era borrosa, apenas distinguía como caminaba de un lado al otro de la habitación buscando algo muestras sosteniene su cabeza con las manos.

-Agua.- logré pronunciar entrecortadamente. -Solo necesito agua Joonie.- trate de sonreírle

-¿Agua?.- se acercó a mí rostro y asentí.

Salió de la habitación apresurado mientras que yo trato de sentarme en la cama, la cabeza me da vueltas. ¿Por qué me siento así?, No es normal en mi estar enferma. Nam cruzó el umbral de la puerta con un vaso de agua, se sentó a mi lado y me acerco el vaso a los labios.

-Yo puedo.- trate de quitárselo.

-No seas terca, bebe. ¿Comiste?.-

Me aparte del vaso. -Si.-

-¿Que comiste?.-

-Joonie.- suplique.

-Por favor dime.- me dio un casto beso. Pero aún así no quise. -Jaehee si no te alimentas adelgazarás y yo amo tus pechos.-

-¿Cómo puedes decir algo como eso ahora?.-

Me cargo para qué saliéramos de nuestra habitación hacia la cocina, me sentó en el mesón de la cocina, se sentía bien el hecho de que antes de irme le enseñe algunas recetas que pudiera hacer sin lastimarse (demasiado). Buscó algunos utensilios por todas las alacenas, saco del frigorífico zanahorias, brócoli y algas. Agarro el cuchillo y se puso a rebanar los vegetales de una manera algo brusca provocando un fuerte sonido al chocar el cuchillo con la madera.

-Con cuidado Nam.-

-Me preocupas más tú qué mis dedos.-

Cada vez que se acercaba para agarrar algún ingrediente o condimento cercano a mi lugar les robaba un beso a mis labios, supongo que también aprendió a cocinar en el restaurante.
Hirvió el agua y le puso un poco de soja agregando las zanahorias y el brócoli... dime qué no está enjuagando arroz, ¿Que está haciendo?, así no se hace la sopa de algas, me dio una tremenda curiosidad preguntar qué era lo que hacía sin embargo no lo hice. No quiero hacerlo sentir mal.

Pasados de unos treinta minutos de estar observandome mientras que la "sopa" se hervía, Nam acunó mis mejillas y acariciaba estás con sus pulgares de una forma dulce, tranquila y tierna.

-Tu cena está lista.- agarro el tazón, retiro la tapa de la hoya y con el cucharón sirvió un poco. -Abre.- agarro la cuchara metiéndola dentro del tazón y la dirigió a mi boca.

-Es... extraño pero sabe bien.- la sopa de arroz con algas que hizo nunca la había comido.

-Esta será tu comida favorita.-

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