CERO

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— ¿Cómo te sientes hoy? — Una mujer joven, de al menos unos veinticinco años entró al cuarto del niño quien al oírla entrar cubrió sus piernas, ocultando las feas cicatrices que adornaban su piel y que tanto lo avergonzaban. — No te preocupes, yo te cuidaré, pequeño.

La mirada del niño se cristalizó por las lágrimas que amenazaban con salir, estaba a tope con recibir 'ayuda', tales como las operaciones que lo ayudarían, provocando un gran dolor, que cada día recordaba con sus permanentes cicatrices.

Sus manos temblaban sobre la tela que cubría sus piernas. El rostro de la mujer era bello a simple vista, y su cuerpo lo adornaba una bata blanca que le hizo comprender que aquella mujer era doctora.

La doctora caminó hacia él y se sentó junto a la cama donde Changbin logró apreciar de mejor manera su rostro. Pálida piel de porcelana, labios rosa y finos que al separarse dejaban a la vista unos aperlados dientes, unos ojos preciosos, con los que al observarlos descifró que no compartían la misma nacionalidad.

— Tranquilo, mi nombre es Ana, pero también me llaman Hye. — la chica hablaba perfectamente su idioma, y emanaba seguridad y protección, lo que hizo que el pequeño se tranquilizara al tenerla cerca.

— No eres de por aquí. — El pequeño era bastante curioso. Por un instante agradeció internamente poder hablar con alguien que no cubriese su rostro con una mascarilla blanca o que no fuese parte de su familia. Era una persona bella, fuera de su rango familiar.

— No, soy de Rusia...

— Changbinnie~ — La madre del niño entró en el cuarto interrumpiendo su "conversación". — Oh, querida, ya estás aquí. ¿Se presentaron ya? — Esta vez se dirigió a la doctora, quien asintió con una amable sonrisa en el rostro. — Changbin, ella será tu... — Dudó. — médico personal. Necesitamos que alguien te chequee constantemente. Ella estará un tiempo con nosotros, vendrá a visitarte seguido para asegurarnos tu estado. Es una de las mejores. — La mujer se había acercado a su hijo, acariciándole cabeza con cariño, mientras miraba al niño con un ligero dolor en la mirada, le dolía ver a su hijo tener que pasar por esto. Changbin estaba acostumbrado a esas miradas, así que simplemente la ignoró. — Los dejaré para que se conozcan. — La mujer se retiró dejando a la doctora y a Changbin solos.

— ¿Así que has sido bastante fuerte? — La chica lo miró con curiosidad. Su voz tenía un toque infantil, que causó confianza con el menor.

Changbin, dudó, pero lo hizo. Quitó la manta que cubría sus piernas descubiertas por el uso de sus pantalones cortos. La pierna derecha ya tenía su segunda cicatriz, mientras que la izquierda iba por la cuarta. Eran grandes cicatrices que se hundían en su piel.

— ¡Mira qué fuerte has sido! — La sorpresa en el rostro y la voz de la chica era real, no podía imaginar por lo que el pequeño tuvo que pasar. No pudo evitar sentir compasión por él y una gran admiración al seguir con vida contra tantas operaciones a tan poca edad.

— Seis cirugías y aún así sigo sintiéndolas ligeramente. Sigo teniendo esperanzas de volver a caminar. — Changbin se miró las piernas con nostalgia, curvando sus labios en una sonrisa. Estaba orgulloso de seguir con vida, de seguir sintiendo sus piernas.

Through you [Seo Changbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora